lunes, diciembre 14, 2015

jueves, diciembre 10, 2015

Las monjas coronadas de Toño Álvarez Morán






Antonio Álvarez Morán recuerda que desde la década de los sesenta se interesó por el misterio de los cilicios y las coronas de espinas.

Después de su farándula cubista y de su Santo Niño Doctorcito, el artista poblano concibió su proyecto “Engaño Colorido”, inspirado en su interés adolescente por el arte religioso novohispano en una reinterpretación.

La muestra se divide en retratos de monjas coronadas y en una serie de ensamblajes o retratos territorios, collages tridimensionales donde cada detalle remite a la historia conventual de las monjas de Puebla.

La facilidad con que Álvarez Morán transita de Lin May a Santa Teresa de Ávila expresa su fascinación por las mujeres en modelos aparentemente contradictorios pero al mismo tiempo similares: mujeres libertarias desatándose de la moral tradicional.

El trabajo del profesor de la UDLAP puede observarse en la muestra Interescción Cuatro en la que participan Joaquín Conde, Carlos Arias y Sergio G. Angulo A., muestra que permanecerá hasta el próximo domingo 5 de mayo en la Capilla de Arte de la UDLAP, ubicada en la 2 Norte 6, abierta de martes a domingo en horario de 11 a 19 horas.

***
—¿Cómo surgió este trabajo?

—Lo concebí en 2010. Pero mucho antes había habido chispazos en que aparece el tema. Lo primero que hago fue una serie de dibujos que hice cuando era adolescente, inspirados en el convento de Santa Mónica. Siempre me pareció un lugar misterioso y fascinante. No puedo explicar. No un sentimiento religioso. Empiezo en la cuestión religiosa por el arte; no se puede desligar la religión de la pintura. En Santa Mónica, inquieto, buscando cosas nuevas, hice algunos dibujos, no fueron académicos, yo me inicié de manera autodidacta, era fantaseando sobre estos temas, los cilicios, las coronas de espinas, que producían sentimientos ambiguos.

—¿Cómo se transita de la Farándula Cubista a esta muestra que reinterpreta el arte religioso?

—Había terminado lo de Farándula Cubista, me empieza a llamar la atención. Le doy forma, lo escribo, lo propongo como beca al Fonca por 3 años consecutivos y no tiene éxito como tal, yo lo hago de todas maneras, es un tema comprensible que no se aprobara, la religión es un tema tabú en el círculo de arte contemporáneo. Piensan que uno es mocho, como que no lo entienden y lo rechazan. Creo que es por ahí. En la UDLAP encuentro cierto apoyo. 

Me dan un semestre sabático de desarrollo profesional. Puedo dedicarle todo el tiempo a este proyecto. Me llevó más de un semestre. El proyecto se llama Engaño Colorido, hace referencia al soneto de Sor Juana, donde escribe sobre el retrato que le hace Miguel Cabrera.
”En ese soneto hace referencia a la pintura, un proyecto de pintura, de representación y monjas.

”En el proyecto propongo dos series de obras: una que es retratos de retratos de monjas coronadas, tomo en el tema de los retratos las pinturas de monjas. No estrictamente el personaje, sino la pintura del personaje. No se trata de copiar las pinturas. Se trata de hacer una reinterpretación. Una reconstrucción del personaje a través del mismo cuadro. Los retratos de monjas coronadas son retratos del siglo XVII y XVIII, son retratos que profesaban y la familia encargaba un retrato, hay algunos anónimos, eran como el recuerdo que quedaba de la mujer en la familia.

”Ellas se iban a encerrar a un lugar para toda la vida. Estos retratos se ataviaban de manera muy especial: coronas, velas.
”Hay todo un ajuar característico de las monjas coronadas dependiendo de las ordenes. Estos cuadros para mí son fascinantes. Los tomo como tema y empiezo a trabajar con ellas. Otra característica son las cartelas o filacterias, es un recurso muy socorrido de la pintura colonial. Empiezo a trabajar con estos textos alterándolos. No hay una irreverencia pero sí hay cierta libertad.”

—¿Cuál es la otra parte de la muestra?

—Los retratos territorios de monjas santas. A diferencia de los retratos de retratos. La técnica a diferencia de los retratos es principalmente óleo sobre tela, aunque hay ciertas aplicaciones, se vuelve tridimensional. Es ensamblaje, todavía es un cuadro, hay cierta profundidad hay objetos incorporados a la composición. El tema principal es la monja santa. Hay una serie de referencias acerca de ella y acerca de los conventos de las órdenes que ellas fundaron y conventos de Puebla.

”Por ejemplo, Santa Teresa está vinculada al convento de San José y Santa Teresa.”

—¿Cuál fue el proceso de elaboración de la obra?

—No surgió de repente. Hice mucha investigación. De los ensamblajes, de los retratos territorios, hay mucho detalle, cada foto, cada detalle tiene una justificación histórica o artística. Puedes observar la obra sin saber nada y lo puedes disfrutar pero sí me interesa que se sepa porque las cosas están ahí. 

Escribí una guía para estos cuadros, tú puedes saber qué quiere decir esa muela en el ensamblaje; ah, pues la muela de Santa Teresa está en Roma; me interesa que la gente las pueda tener porque ayuda a apreciar la obra, no es una bola de cosas que de repente pego esto y esto y ya acabé, sino que cada cosa está hecha con un propósito y tiene que decir algo determinado y tiene que ver con algo real, a veces la interpretación podría ser más arbitraria o chusca; en el caso de Santa Teresa de Ávila tengo una santita de una lotería que salió hace muchos años.

”La mayoría de estos objetos que están ahí pegados son objetos antiguos, antiguos del siglo pasado, de principios del siglo pasado, muchas cosas que eran de mi familia que yo he rescatado y guardado.”

—¿De los misales y esas cosas?

—Todavía sigo ahí buscando cosas, son cosas que me llegaron de herencia, salvadas, a nadie de mi generación le interesaba eso, si yo no lo guardo estaría en la basura, mucho de eso lo he guardado qué hacer con eso, ahora estoy dándole salida a través de la obra un poco preservando este material.

”Por ejemplo está la lotería de un Topogigio vestido de astronauta, en la mano le pegué un pequeño escapulario de la Virgen del Carmen, el caso es que en 1969, salen el día de la Virgen del Carmen el 16 de julio, las monjas, la virgen del Carmen de las teresianas, y uno de los astronautas resultó que era católico. Pero entre las cosas lleva una cajita de tiempo, entre las cosas que llevaron hay una imagen de la Virgen del Carmen.”

—¿La Virgen del Carmen está enterrada en la Luna?

—Ellas están emocionadísimas que va a suceder. Y piden que les presten una televisión que quisieran ver ese gran adelanto del hombre a la Luna, les prestan una tele, hincadas ante la tele rezando el rosario, fue de gran emoción para ellas.

”Ellas escriben una carta a la NASA explicando toda su emoción. No reciben respuesta hasta después pero les mandan una foto de los astronautas, autografiada para las monjas poblanas. Les han querido comprar la foto pero es de gran valor para ellas.

”Cada detalle que hay en la obra tiene una historia, a veces más complejas, hace referencia a las monjas poblanas o a la hagiografía de la santa, a los datos históricos de su vida. Es toda una referencia histórica.”

—¿Está construido de manera muy minuciosa?

—Y también hace referencia a las llamadas cajas de curiosidades que son estos objetos que hacían mucho las monjas. Creo que ya no las hacen. En Santa Mónica les pegaban borreguitos del nacimiento, florecitas, huesitos, todos unos ensamblajes muy detallados y cuidadosos que hacían las mismas monjas, es una de sus características, que tienes paciencia de monjas, son capaces de pelar 400 nueces para chiles en nogada, que hacen cosas laboriosas.

”La razón por la que una mujer decide ser monja es muy variable.

”Cada caso puede ser diferente. Desde que las obligan o que quedó embarazada, o que era muy bonita, la meten al convento, o una decisión personal, y lo que veo mucho, que sí fue algo frecuente, que era una manera de liberarse de los esquemas establecidos. No había muchas opciones en los siglos XVII y XVIII. O te casas o te vas de monja, muchas mujeres no querían el esposo, la familia, un montón de hijos, un señor que ni querían, fue una opción más que manifiesta cierta libertad.

”Como en el mismo caso de las vedettes, en los dos casos son mujeres y también son mujeres fuera del esquema tradicional. Las vedettes son perdidas, no son mujeres fieles de un hombre, son mujeres moralmente mucho más libres, sin miedo a desvestirse en público como que se salen del esquema de la mujer tradicional pero también en las monjas se puede ver esto, en otro sentido diferente.

”Es curioso que el cuaderno donde hice los 100 dibujos de monjas, el cuaderno es un cuaderno muy bonito que me habían regalado y lo tenía ahí. Lo último que hice de Farándula Cubista fue una vez que se arregló una cita con los de ‘Tabú Latinoamérica’ de Nat Geo por un amigo, Julio Glockner, quieren hacer una entrevista con Lin May, que hiciste un proyecto con ella. Lo último que fue hace algunos años, en el 2010 vino, la trajeron a mi estudio a Puebla, como es Lin May el éxito mediático me tocó de refilón. Se llama ‘Belleza Extrema’ el programa de Tabú. Hicimos todo un día de grabaciones y en una de esas la dibujé. Fue muy emocionante porque nunca la había pintado en vivo. 

”Hice un dibujo en un cuaderno, un par de apuntes rápidos, fue el primer dibujo que hice en este cuaderno, lo guarde cuando inicié el proyecto de las monjas, tomé ese cuaderno. De alguna manera ahí conecto las dos series que inaugura Lin May, aparece como monja en una película, en Tiboli. Hay una escena en Tiboli irreverente. Es la primera película donde actúa Lin May. De repente salen todas las vedettes vestidas de monjas cantando el Ave María, terminan de cantar y se voltean y tienen descubierto el trasero.


”Los hábitos tienen cortado un agujero y se les ven las nalgas; es muy chusca la escena dada la solemnidad primera.”

sábado, diciembre 05, 2015

La cultura en Puebla



Estas son algunos textos sobre cultura local:

Muestra de profesores en el museo del Tec de Monterrey



Entrevista a la poeta, Amaranta Guadalupe Méndez Castro

Texto sobre exposición de la fotógrafa, Daniela González Cruz.

La novela negra de William C. Gordon

Los lectores quieren series bien hechas: Pedro Ángel Palou

El futbol refleja lo podrido del país: Pedro Ángel Palou

Paco Ignacio Taibo II reivindica la ideología revolucionaria

Ni el gobierno ni las televisoras nos pueden imponer sus miradas

Fernando Savater en la Palafoxiana

Imagenes urbanas













Sobre el Aria de Giacomo


Una resena de Aldo Baez sobre el libro El Aria de Giacomo


Letras al Vuelo


Aldo Báez


No es casi literatura, es crónica periodística
O. Paz
El género resulta irrelevante cuando lo importante es decir algo. Varia invención señalaba el maestro Juan José Arreola. El hombre que escribe debe reconocer dos cosas. Primero que su materia que es la lengua debe cuidarse, sin caer en aquella cursilería sobre que escribir bien aproxima la condición poética a los textos, excepto si cargas de ironía a la escritura, puede acontecer. La condición poética es el acto creativo en sí mismo. Y cuando esta condición se revela, el escritor sabe que está solo, que su canto es irremediablemente un aria. El aire da sobre el rostro para delinearlo y de esa manera lo reconozcan, pero aún así se está solo. Un canto entonado y solitario. Asimismo, si desde esta revelación decides reflexionar sobre las cosas, los hombres y los filósofos, no es necesariamente filosofía. Sin embargo algunas preocupaciones al exponerlas pueden crear un atmósfera filosófica y pensante. Y cuando esta atmósfera no se queda sólo en eso, puede adquirirse un aliento casi poemático o tal vez crear un aforismo. Esto acontece en la crónica, en alguna reseña, que como señaló Roth, el austriaco, es la tarea más prescindible del periodismo. Y si ambas se reúnen, el ensayo mirará su propia aparición. En cierta forma el libro de Martel es un libro de ensayos en el sentido original: el señor de la montaña está presente.
El autor moderno es un lector necesariamente. Nunca pretende sujetarse a alguna de las formas que ahora exigen —algunos editores torpes—, para la creación de un libro, de un poemario. Aunque ahora estos volúmenes de varia invención solo acontecen con obras póstumas. Se puede pensar en libros como obras de un editor. El autor moderno es un lector, es también un editor. Piensa su libro desde la amplitud y apertura, sin que el género lo aprisione. Para fortuna de muchos, El aria de Giacomo (EyC-Cecap, 2012) de Mario Martell aparece como aire fresco y divertimento de nuestras letras.
Crónicas, reseñas, aforismos, reflexiones, conforman el breve, que no pequeño volumen, donde el autor aprovecha sus actividades periodísticas y de acucioso lector para internarse en la persecución constructiva del lenguaje: El autor se libera en El Aria… de los trazos periodísticos que alejan al periodismo de la literatura, sabe que su interés es crear literatura y no otra cosa, con Paz puede afirmarse que nuestra mala literatura, no es casi literatura, es crónica periodística …  Cine, poesía, filosofía, transfigurados en relatos que por momentos dibujan su propia historia, intelectual, dirían algunos, aunque en el caso de Martell, es sólo su experiencia vivencial ligada a sus inclinaciones, que convierte en un registro autobiográfico sus escritos.
Su origen veracruzano y su andar poblano se hallan entrecruzados en sus escritos. Asimismo, ciertas afinidades, no tanto electivas como “placenteras”, según su propio dicho, discurren en entre reflexiones, donde éstas aparecen por igual sobre poetas, narradores o pensadores, por eso no resulta raro tropezar con Ramón Rodríguez o Borges, Sergio Pitol, Monsiváis o un fácilmente descubierto, entre el sueño y la vigilia, escritor del crack poblano, que inflexiones sobre Mafessoli, Descartes, Leibniz, Nietzsche o Vatimmo conviviendo con la “mala metafísica” de Agustín Lara o José José.
El censor o ¿deberíamos llamar de otra manera al autor? ... piensa y realiza con sosiego el escrutinio de sus textos, cada uno de ellos presenta un mundo que completan uno solo y que es justo el del autor.

El autor respira fragmentariamente, moderno, diríamos ad hoc, para poder expresar sus dudas, críticas e ironías, sin perder el sentido del fragmentario, pues al final toda El aria… parece provocar una obra mayor. El carácter fragmentario sólo se cumple si el lector, expectativa borgiana, sabe que detrás de cada texto puede adivinarse una historia, otra historia mayor y quizá completa. Sin embargo, el libro se cumple así mismo.
El censor o ¿deberíamos llamar de otra manera al autor? Martell piensa y realiza con sosiego el escrutinio de sus textos, cada uno de ellos presenta un mundo que completan uno solo y que es justo el del autor. Asimismo, está convencido de su papel de bufón y trata de encontrarse en él para “dinamitar el puente” o tal vez sólo para no condicionar su propia condición escritural. O más allá de estas banales consideraciones está pensando en prohibir la metafísica aristotélica (que sospecho, conoce a través de la versión de escolástica leída en el patio de algún convento) para no perder la pasión del asombro frente al mundo que tiene al frente, pues no desconoce que la prohibición y sus funciones, en este extraño mundo, lleno de banalidades, es la invitación y ésta sólo surge efecto a través de una lógica inversa, como Bart S. lo enuncia.
Este breve volumen, —del que debemos celebrar la aguda visión de los editores— descubre una mirada fresca de un lector de poesía o más bien pudiéramos pensar en la poética, pues Martell parece no dejar descansar el arte constructivo antes que el aire sensible que da la diosa blanca. La inteligencia del autor —cordobesa y por tanto Cuestiana— deja poco lugar a otras visiones estéticas y por supuesto nos deja la duda, la razonable duda, de que detrás de su voz siempre hay la de otro censor u otro bufón, que indudablemente sabemos quién es.

http://parentesisplus.com/2014/08/09/censor-o-bufon-la-frescura-de-martell/ 

hola

Hola. Vamos a hablar del cuadro de oposición.