sábado, mayo 11, 2013

Presentación de libro el Aria de giacomo







Fotografía por: Sayra Cruz Carreón
 
Publicado en Sala de Prensa

Por: Lizbeth Lanche


El escritor Mario Martell presentó su libro Aria de Giacomo, como parte de la Feria Cultural “Construyendo tu realidad”, organizada por los alumnos de la Facultad de Comunicación de la BUAP. Por su parte, el también periodista mencionó que escribe literatura porque tiene que ver mucho más con la realidad y la comunicación, que los mismos medios de información.
Por otro lado, Martell también menciono que todos pueden formar una realidad al escribir, ya sea contando historias de los lugares que han visitado o son parte de su vida, y así, al plasmarla en un escrito, aquella persona que la lea pueda vivir y sentir esa misma sensación, emoción, sentimiento o experiencia.
En ese sentido, dijo que la escritura de crónicas es sumamente interesante ya que con ella se construye un mecanismo interpretativo, que a su vez, además de ser enriquecedor, necesitan las élites de la sociedad porque muestran otra perspectiva de la normal, que muchas veces no llegan a conocer a fondo.
Finalmente, cabe mencionar que la presentación terminó con una serie de preguntas y respuestas del público presente en el Complejo Cultural Universitario de la BUAP, Martell hizo una atenta invitación a leer y escribir más para formar un estilo propio en los futuros profesionistas que alberga la Facultad de Comunicación de la máxima casa de estudios del Estado de Puebla.


sábado, mayo 04, 2013

El Aria de Giacomo Lugar de Encuentro por Judith Castañeda






Comparto esta entrada de la página de Profética sobre la presentación del aria de Giacomo, escrito por la narradora Judith Castañeda.


No se trata sólo de páginas a veces más blancas, a veces tendientes al color arena, cargadas de tinta, de ideas confusas, lineales o sencillas. Un libro es más que el objeto físico. Y por extensión, la escritura se vuelve un cuarto al que llegan autor y lectores, un sitio de diálogo no sólo entre personas vivas o entre vivos y muertos, como escuché de Enrique Serna en una charla a principios de febrero, en un encuentro de narrativa en Tlaxcala. La literatura, los libros, son también un punto de encuentro entre géneros.
Y en este encuentro muchas veces las fronteras se difuminan. Acerca de una de esas líneas borrosas hablaron el pasado 21 de febrero Yussel Dardón, Jaime Mesa y Álvaro Hernández durante la presentación del libro El aria de Giacomo, de Mario Martell Contreras. Publicado por Ediciones de Educación y Cultura a finales del 2012, el volumen de 150 páginas y formato pequeño fue también un punto de reunión entre compañeros de trabajo del diario Intolerancia.
¿Dónde podemos encontrar la división entre periodismo y literatura, entre ficción y no ficción?, preguntaron al otro lado del micrófono. Creo que en una hay o puede haber mucho de la otra: un cuento o una novela que toma como punto de partida las noticias del diario, una historia de ficción donde se intercalan notas periodísticas reales a la trama, un reportaje en el que el autor cuelga metáforas o se constituye en el narrador en primera persona que va entregando los acontecimientos, las impresiones. Y entonces recordé que en presentaciones anteriores comentarios de quienes en ese momento ocupaban la mesa, del público, también abordaron la dificultad para mantener separados ambos géneros. Y creo que la duda puede seguir, pues mientras algunos autores tienen clara la línea divisoria, habrá quienes, en un mismo párrafo, en un mismo texto, vayan de la creación literaria a la “literatura bajo presión”, como calificaron al periodismo desde la mesa, casi sin darse cuenta.

Álvaro Hernández, Mario Martell y Jaime Mesa (foto tomada del sitio de la libreria profética)
Supongo que no distinguir la frontera entre géneros es una posible causa de esos libros híbridos, por así llamarlos –aunque no la única, por supuesto; el autor también puede tener la intención de combinar periodismo y literatura, poesía y ensayo, filosofía y narrativa… Al micrófono mencionaron a Truman Capote, su obra A sangre fría, compuesta por entrevistas y trabajo de investigación en torno a una noticia aparecida en noviembre de 1959 en el New York Times, acerca del asesinato de los cuatro miembros de una familia en Holcomb, un pueblo de Kansas. Desde el principio, la meta del autor estadounidense fue escribir lo que se conoce como una novela de no–ficción, inaugurando dicho género (género que, por otro lado, tal vez no sea por completo posible: Truman Capote, al no presenciar los hechos, debió imaginar algún fragmento).
En el caso de El aria de Giacomo se conjuntan la narrativa y el periodismo para formar una “crónica general” llena de poesía, música, filosofía, sociología, como escribe Jaime Mesa en la cuarta de forros.


Y para ilustrar un poco esta unión entre géneros, el autor nacido en 1970 en Córdoba Veracruz, leyó uno de los primeros textos que conforman el libro, “El cronista como bufón” –“Intercala (el cronista, bufón de la corte) sus sombríos pasos en esa zona de tránsito que es la escritura”–. “¿Cuántas veces el discurso es siempre el mismo pero el cronista necesita reinventarlo?”, dice un párrafo más adelante.
Esa pregunta contiene otro aspecto de la creación, de la escritura: la mirada del autor. Una frase escrita con idéntica redacción es distinta. “Cerró la puerta”: mientras en la primera el picaporte es dorado y circular, en la segunda hay una manija plateada, el que la cerró lo hizo rodeando la perilla con ambas manos, con una sola. En contraposición a esto se encuentra el hecho de que posiblemente ya todo esté narrado. Entonces ¿qué falta por decir? La respuesta, o por lo menos eso creo, también se encuentra en la mirada del escritor, quien debe localizar un rincón inexplorado, buscar una variante, adicionar algo que vuelva nuevo un tema tratado por una o varias plumas a lo largo del tiempo.
Hojeando las últimas páginas del libro, me llama la atención una frase que no se me había ocurrido: “La escritura es una doble ausencia, cuando se escribe el lector no está con el escritor, entendida en un sentido de terapia nos coloca a solas frente al texto”. Y en cierta manera es verdad; cuando el lector llega el escritor se ha retirado, dejando nada más su texto, además, tanto la lectura como la escritura son actos solitarios, ¿quién no ha cerrado la libreta o el libro cuando otro se asoma sobre su hombro para ver qué escribe, qué está leyendo?
Junto a esto, otras reflexiones acerca del libro, de la lectura (“El libro es sagrado y alado… El lector explora todas las formas de vida inscritas en el libro”), instantáneas en las que un autor  es asediado por lectores y prensa después de una conferencia sobre David Alfaro Siqueiros en el museo Amparo, paseos por Profética (“Siempre vale la pena perderse en la librería Profética, imán de bebedores de café, de bloggers desquiciados”), conviven para hacer de El aria de Giacomo un volumen tan diverso como las visiones acerca de la escritura, como la propia creación literaria.

hola

Hola. Vamos a hablar del cuadro de oposición.