miércoles, abril 24, 2013

El Aria de Giacomo


Esta entrevista sobre el libro el aria de Giacomo se publicó en la Jornada de Oriente el pasado 19 de febrero



El aria de Giacomo, un libro para interpretar los momentos vitales desde la literatura

Por : Paula Carrizosa
2013-02-19 04:00:00
El aria de Giacomo describió su autor Mario Martell, es un libro de apuntes sobre diversos temas, lecturas, viajes, de encuentros estéticos con personajes como el escritor Sergio Pitol, de memorias, de textos líricos, ensayísticos, periodísticos y narrativos, que buscan provocar un ejercicio en el lector, que es el interpretar los momentos vitales desde la literatura.
El periodista platicó con La Jornada de Oriente sobre la edición de su primer libro en el que reúne una colección de textos trabajados desde hace unos 10 años, que están escritos en diversos géneros literarios ya que la propuesta es “aspirar a una literatura crítica, reflexiva y basada en la libertad, no como un capricho sino como ejercicio creativo”.
Publicado por Ediciones de Educación y Cultura, y el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, el volumen será presentado el próximo jueves 21 de febrero a las 19 horas en Profética, casa de lectura, con los comentarios del editor Jaime Mesa.
El aria de Giacomo, dijo, parte de la idea de juntar en un mismo libro textos narrativos con otros que son reflexivos, como aforismos y ensayos, éstos últimos alejados de lo académico pues tienen la respiración de lo literario.
Uno de éstos, es aquel dedicado a Sergio Pitol titulado El lenguaje de un escritor que escribió con motivo de la entrega del Premio Cervantes (2005), en el que se recupera y narra el paseo que hizo el escritor por la ciudad de Córdova tras su regreso de Europa del Este –en donde permaneció por casi 30 años–, visitando algunas de las librerías en las que buscaba, precisamente, su obra.
“Para Pitol, la escritura no es simplemente un acto de redacción: sentarse frente a una computadora y hacer cómplice a una máquina de escribir de algún secreto o confesión… Ante todo la escritura es un diálogo que mantiene un escritor para escrutarse a sí mismo”, escribe en el texto.
La variedad de géneros, explicó Mario Martell, llevan a construir un libro que tiene experiencias mediadas por la literatura, con géneros que dialogan entre sí y se complementan.
En particular El aria de Giacomo es un esfuerzo propio de escritura que persigue dos o tres intuiciones. Inicialmente, explicó, trató de publicar algunos poemas de un “poeta inédito” que se basan en una musicalidad, en un fraseo que se repite a lo largo del texto y que echa mano de distintos ritmos para construir una experiencia integral.
“No se restringe a un género, en ese sentido sería como un disco de varios ritmos, que surge como una experiencia híbrida”, señaló.
Sobre si podría considerársele en un libro de ciudad, consideró que “la literatura en la modernidad está radicalmente ligada a las urbes en donde los narradores son como peatones que tienen experiencia en el andar, con la que establecen conexiones”.
Acotó que actualmente, Puebla está viviendo una “primavera literaria” ya que cuenta con autores que están siendo reconocidos en diversos niveles, a la par de que son prolíficos.
Por último, Martell consideró que el libro también establece un diálogo entre la filosofía y la literatura, dos áreas escindidas en donde la primera “se tecnificó y la otra se convirtió en un islote”.
Escribir este libro, acotó, fue el resultado de varias experiencias: del programador, del cronista, del estudiante de filosofía y literatura, que refuerzan la idea de la función del escritor la cual “no es expresarse sino dialogar desde ciertas coordenadas de la cultura con los lectores”.
Destaca que Martell, también autor de la plaquete de poemas El árbol (1999), presentará, para el mes de abril, este libro en la Feria del libro de Los Ángeles. 

lunes, abril 22, 2013

Sergio Pitol recibe homenaje en Puebla




Sus lectores lo escucharon. Fueron a la caza de la epifanía.

La Biblioteca Palafoxiana no se electrizó. Estudiantes de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), talleristas del poeta, Eduardo Langane, los siempre fans que se enteraron vía facebook y escritores poblanos, siempre lectores y sin invitación VIP, esperaban una revelación entre la mansedumbre sabatina de la burocracia, ese destello de quien ha hallado las formas del lenguaje en algún “Nocturno a Bujara” o en las mujeres cotidianas del antiguo San Rafael, la mítica “Yonpathawa tropicalizada” de Pitol.

Algún guiño destinal. Por lo menos alguna epifanía.
Un síntoma atmosférico del arte de la fuga o de quien ha traducido a Joseph Conrad en la provincia veracruzana (leáse la Xalapa enmarañada por la neblina).

Desde Xalapa, el escritor veracruzano nacido en Puebla, cruce de antinomias geográficas y culturales, reapareció por unos instantes en la Puebla de aspiraciones liberales y barrocas, conservadoras y neoconservadoras.

A unos minutos de iniciar el acto, el escritor oteó hacia las sillas.
¿Vendrá alguien más?, le preguntó a su acompañante.

El homenaje fue correcto.

Un video en potencia.

Los datos biobibliográficos de la contraportada de alguna de sus ediciones en Era.

Con propiedad, la actriz Elvira Ruiz leyó ―lectura dramatizada― Victorio Ferri cuenta un cuento, publicado por primera vez en Ediciones del Unicornio a finales de los cincuentas.

"Sé que me llaman Victorio", inició la actriz.

Pero nadie de la mesa citó a su nona Catarina Buganza ni tampoco a Sacho. Nadie aludió a Atoyac ni a sus consabidas guías Baedcker, con las que el joven Pitol se deslumbraba en la Roma de los sesentas para concluir el día cenando en alguna trattoria, a la escucha de la filósofa española María Zambrano.

Tampoco se citaron los encuentros que, en el Bristol, Pitol Deméneghi sostuvo con Andre Wadja o con el autor de “Jerzy Andrzejewski”, cuyas “Puertas del Paraíso” tradujo Pitol para Joaquín Mortiz, y que la Universidad Veracruzana reeditó en los años recientes, de la mano del editor Rodolfo Mendoza.

El secretario ejecutivo del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla, Moisés Rosas Silva, hizo entrega de la Clavis Palafoxianum al escritor Sergio Pitol Deméneghi.

"Durante años, la experiencia de viajar, leer y escribir se fundió en una sola. Trenes, barcos y aviones me permitieron descubrir mundos maravillosos; el viaje era la experiencia del mundo visible, la lectura me permitía realizar un viaje al exterior, cuyo itinerario me dejaba circular a través de los tiempos", leyó el escritor Felipe Garrido, recuperando algunos fragmentos del acto de la Fuga y el Mago de Viena.

Felipe Garrido, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua; Eduardo Langagne, poeta y ganador del Premio de Poesía de Aguascalientes; el crítico de teatro Fernando de Ita; el presidente del Consejo de la Crónica en Puebla; Pedro Ángel Palou Pérez, autor de innumerables frescos de la historia poblana, a quien de último momento añadieron a la mesa; y María del Carmen Tijerina, profesora del Collhi, participaron en el homenaje realizado por el Consejo Estatal de Arte y Cultura de Puebla (CECAP).

Entre el auditorio se encontraban periodistas, lectores, cazadores de epifanías literarias, tuiteros, fans del Instagram ―dispuestos a inmortalizar en jpeg la mise en scene de Pitol―, escritores de la primavera literaria poblana: los novelistas Gerardo Oviedo, autor de Filosofía de la Invención, quien halla inspiración en André Malraux para combinar la militancia y la literatura, y el novelista Jaime Mesa, que con su novela Rabia incursionó en el realismo de la tecnología y los chats.

También entre el público se hallaba el cuentista José Sánchez Carbo, autor de la colección de cuentos El maldito amor de mi abuelita, emblema mordaz de la narrativa local.

La académica de la UAP María del Carmen Tijerina releyó un análisis narratológico sobre la obra de Pitol. El formato del documento parecía sacado de algún coloquio sobre narrativas.

En un arrebato verbal, la profesora le espetó al novelista que esperaba más libros de él, a pesar de que hace algunos años Pitol 
Deméneghi anunció que no escribiría otro libro. 

 
De manera biográfica, Moisés Rosas Silva, secretario ejecutivo del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla, recordó que Carlos Monsiváis le presentó en el hotel María Cristina, atrás de la Embajada estadounidense, a Pitol: "Sergio Pitol representa mucho para la vida cultural de México por lo que ha dado a este país, y el mejor lugar para recibirlo y homenajearlo es la Biblioteca Palafoxiana, uno de los tesoros bibliográficos más significativos de México”.

Sus lectores sacaron del librero algún ejemplar del “Tañido de una flauta” o de sus “Juegos Florales”.

Revivieron por algunos instantes a Marietta Karapetiz, escudriñando la Palafoxiana, y esperaron un autógrafo del escritor.

El verdadero homenaje, el otro, el de sus lectores, que no fans, ya había sucedido: cuando encontraron en el niño que creció en Potrero, Veracruz, en un company town, entre fiebres, asma y paludismo, al escritor, que ayer en la Palafoxiana recibió, de Moisés Rosas Silva, las llaves de la biblioteca novohispana de la ciudad de Puebla.

***

Este sábado 20 de abril en la Biblioteca Palafoxiana, el Gobierno del Estado de Puebla, a través del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, entregó la Clavis Palafoxianum al reconocido escritor Sergio Pitol, oriundo de esta ciudad. La Clavis Palafoxianum o Llave Palafoxiana reconoce el trabajo de creadores por elevar el espíritu mediante la cultura y el arte, y simboliza al conocimiento como la llave de acceso a la libertad.

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Hola. Vamos a hablar del cuadro de oposición.