viernes, octubre 30, 2009

Presentación Casa del Escritor Lenguas indígenas

Constitución General de la República
Artículo 2do: La Nación ( Mexicana ) tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas........
Inciso 1V.- Preservar y enriquecer sus lenguas, conocimientos y todos los elementos que constituyan su cultura e identidad.
Los esperamos
30 de Octubre
18 Hrs
Casa del Escritor


Abordan la muerte 15 narradores locales

Abordan la muerte 15 narradores locales
Hoy a las 18:00 horas se presenta el libro La muerte es un sueño, en las oficinas del IMACP


Federico Vite

La muerte es un sueño, libro coeditado por el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla (IMACP) y el Fondo Editorial de la Universidad Autónoma de Puebla, se presenta hoy a las 18:00 horas en las oficinas del IMACP, 3 Norte 3, en el Centro.
Este volumen inaugura la colección “Urbanos” y reúne la visión de quince escritores locales, quienes abordaron un tema: ¿cómo se muere en Puebla?
Para estos narradores, informa el coordinador de la edición, Miguel Andrade, la muerte es también la forma más concreta de la vida, una apearse de este navío llamado conciencia y de este mar urbano que agitadamente nos mece en la marea de su tránsito.
“Los aquí reunidos son narradores que viven en Puebla y han decidido, sin restricciones ni coerciones, dormir una siesta adelantada en una tumba anónima”, dije.
La muerte en Puebla, de acuerdo con los textos reunidos en este libro, es monumental y catastrófica, silenciosa y tímida.
¿Existe una manera poblana de morir? ¿Cómo prefieren morir los poblanos? En esta reunión de textos se podrán encontrar diversas opciones, sangrientas unas, silenciosas otras, cada uno puede elegir la suya o inventarse una nueva manera.
“La voluntad de escuchar la voz de la ciudad se traduce en esta ocasión en cuentos y narraciones sobre un suceso que, inevitablemente ocurrirá”, señala Andrade.
En haciendas y casonas, expone, en vecindades y patios, en parques y bulevares, en escuelas, teatros, en alcobas y cantinas, se trama esa mítica e invisible urdimbre que llamamos muerte.

Los autores
Judith Castañeda Suarí, Gregorio Cervantes, Rodrigo Durana, Iris García, Isabel González, Kid Mandrágora, Mario Martell, Cheres Menéndez, Eduardo Montagner, Efigenio Morales, Gerardo Oviedo, Adriana Pacheco,
Gabriela Puente, Arcenia Soriano y José Luis Zárate.

jueves, octubre 29, 2009

La belleza es poco estudiada por las Ciencias Sociales, a pesar de su influencia: Naief Yehya Naief Yehya durante el primer día del Congreso Intern

La belleza es poco estudiada por las Ciencias Sociales, a pesar de su influencia: Naief Yehya


Naief Yehya durante el primer día del Congreso Internacional de Artes, Ciencias y Humanidades / Foto Abraham Paredes
ALONSO FRAGUA

La belleza, a pesar de su innegable influencia en la sociedad, ha sido poco estudiada por las Ciencias Sociales que la consideran un tema superficial. Sin embargo, no está lejos el día en que la raza humana esté dividida entre aquellos cuyos padres tuvieron el dinero para escoger sus atributos físicos –e intelectuales– antes de la concepción, gracias a la tecnología genética; y el resto de la gente que tendrá que vivir con sus defectos.

Lo anterior fue parte de la ponencia La bella y el cyborg. Representaciones y manipulaciones de la carne para acariciar el ideal estético, impartida por el escritor, ensayista y crítico cultural, Naief Yehya, durante el primer día del Congreso Internacional de Artes, Ciencias y Humanidades, “El cuerpo descifrado”, que continuará hasta el viernes 30 de octubre, en el edificio Carolino de la UAP.

El también novelista y colaborador de La Jornada comentó que la belleza –al menos en la mujer– no sólo es impuesta a través de modelos estéticos promovidos en los medios; es decir, no es tan subjetiva como todo el mundo afirma. La belleza femenina es una realidad, no un mito, aunque nos duela aceptarlo”. No sólo es una herramienta de presión, ni un valor transitorio que cambia con las temporadas. La belleza depende mucho menos de la percepción personal y más de factores sociales”, y hasta genéticos.

Y para sustentar lo anterior, habló de un famoso experimento realizado en los 80, en donde un grupo de bebés de entre dos y seis meses de edad fueron expuestos a diferentes fotos de rostros. Los científicos vieron que los pequeños –que no tenía una concepción construida sobre la belleza– miraban por más tiempo a las fotos de personas consideradas como bellas.

Y para todos aquellos que pensaba que el modelo nórdico de belleza –rubio y de ojos claros– es simplemente una imposición cultural de occidente, Yehya cambió sus ideas al explicar que la tez blanca es más apreciada por los sentidos pues no sabe mentir, ya que muestra más claramente señales de excitación, fertilidad y salud. Es decir, no sabe ocultar vergüenza, edad o enfermedades.

Finalmente, para recalcar que la belleza es un factor determinante en la sociedad dijo que “nada pone en tantos aprietos a los seres humanos como la belleza. Ningún prejuicio es más negado ni más común que el fisionomismo (discriminación a los feos), término que ni siquiera es universalmente aceptado”, pero si practicado todos los días.

El imaginario de lo Otro

El imaginario de lo otro.

La empresa del descubrimiento de América, nos recuerda el teórico literario Tzvetan Todorov, es uno de los momentos límite de los seres humanos: un radical sentimiento de extrañeza ante los habitantes de un continente desconocido de quienes se ignora todo. Colón, dice Todorov, es un viajero hacia lo desconocido que se arriesga en caer al vacío en el fin del mundo. Pero la empresa de Colón es también un desafío para la racionalidad dominante de la época: una racionalidad donde los otros indígenas aparecen ajenos, escindidos, irrecuperables, síntomas de un mundo precario, el Novus Mundus soñado por los renacentistas porque inicialmente los habitantes del nuevo mundo solamente podrán ser reconocidos a través de los relatos donde abundan seres fantásticos y antípodas. Al inicio de su libro Todorov nos presenta el gran desafío ético que encararon los viajeros y conquistadores del continente descrito en la cartografía de Americo Vespucio:
Uno puede descubrir a los otros en uno mismo, darse cuenta de que no somos una sustancia homogénea, y radicalmente extraña a todo lo que no es uno mismo: yo es otro. Pero los otros también son yos: sujetos como yo, que sólo mi punto de vista, para el cuál todos están allí y yo estoy aquí, separa y distingue verdaderamente de mí. Puedo concebir a esos otros como una abstracción, como una instancia de la configuración psíquica de todo individuo, como el Otro, el otro y otro en relación con el yo; o bien como un grupo social concreto al que nosotros no pertenecemos.

La respuesta a esta diferencia entre el yo y lo otro define radicalmente al sujeto del discurso. El conjunto de prácticas sociales al que nos sometemos y que adquirimos en nuestras primeras etapas de vida se mantiene como una especie de Mundo número 3 popperiano. Pero la dimensión de esta empresa, claramente hermeneútica, se nos presenta siempre como un severo cuestionamiento: al no ser yo el otro, su dignificación, se piensa salvajemente, no me pertenece, porque el otro y yo, no nos pertenecemos y si no nos pertenecemos no hay tampoco la presencia de una comunidad. Ya el abismo que me separa es también un fenómeno de la mayor radicalidad y una renuncia clara a cualquier esfuerzo hermenéutico porque desisto de la severa apelación del otro (del otro como rostro diría Levinas) porque ya ni siquiera llega al rango de forastero, un forastero es casi siempre, un hombre o una mujer de paso, y su admisión en una comunidad ni siquiera se pone a discusión, porque en el momento en el que esto se discute es porque el forastero ya ha renunciado a su condición ajena y ha hecho un llamado para incorporarse –el verbo debe tomarse en su estrujante sentido corporal, me incorporo, no es una adhesión cualquiera o la respuesta a una simpatía sino la aceptación y la toma del llamado de una comunidad, de una voz que se toma porque se sabe escuchar, porque se está dispuesto a escuchar, porque una vez arrojado al mundo lo habitamos en la morada de la extrañeza, pero también en la hospitalidad de acogernos al rostro de lo otro- y cuando se incorpora lo hace biológicamente encarnándose en la comunidad. La palabra comunidad resulta molesta en una sociedad acostumbrada o a las grandes concentraciones urbanas o a la búsqueda de una satisfacción personal casi infinita, por sus objetos y sujetos, pero también finita en su comportamiento–si el deseo se cumple yo soy otro dejando de ser ese pesado y lábil yo- porque el deseo que se racionaliza como abstracción no renuncia a seguir deseando y lo hace no como una potencia sino como un rasgo inmutable.
Por eso es que estamos en una condición propicia para satisfacer ese viejo anhelo mi punto de vista es la situación de un observador. De un observador que al ser observado pide las reglas que él aplicaría en una continuación del imperativo categórico: ahí es donde debemos fortalecernos, la intolerancia y el respeto hacia el Otro proviene no de una obligación moral sino de una regla hermenéutica, entre iguales siempre debe prevalecer el silencio que es comprensión para dejar que brille la palabra (el logos) en su más valiosa racionalidad porque no se trata de someter el uno al Otro, el otro a lo uno propio, sino de revivirlo, de abandonar nuestras certezas y de repensar nuestra condición humana en su propia finitud, tan es así que como dice Gilles Deleuze, hay un “rumor benévolo de lo otro”, rumor que no nos clausura sino que nos abre a nuevas creencias, bénevolo porque hacia los caminos que se bifurcan y nos obliga a tomar una postura, a una definición, a la adopción de una forma de vida.
Así como Colón vivió una lenta transformación para modificar sus creencias de los relatos fantásticos sobre antípodas y sobre el fin del mundo, porque más allá de eso ya no hay nada, nosotros tenemos una deuda, un saldo impagable, y hay que empezar por algún lugar por irrelevente que nos parezca, para dejar que la hospitalidad y la comunidad inunden nuestras vidas, para dejar que el otro nos interpele, y esta interpelación de un rostro que nos fue ajeno, nos saque de nuestros solipsimismos, de nuestro abandono, de nuestros cómodos metalenguajes donde el intercambio con las tradiciones circula al margen de la historia, de los juegos del lenguaje y por la sed de un radical entendimiento.

sábado, octubre 24, 2009

Sobre Kafka de Deleuze y Guattari

"Por eso resulta tan burdo, tan grotesco, oponer la vida y la escritura en Kafka; suponer que se refugia en la literatura por carencia, por debilidad, impotencia frente a la vida. Un rizoma, una madriguera, sí; pero no una torre de marfil. Una línea de fituga, sí, pero de ninguna manera un refugio. La línea de fuga creadora arrastra consigo toda la política, toda la economía, toda la burocracia y la jurisdicción: las chupa como el vampiro, para obligarlas a emitir sonidos aún desconocidos que pertenecen al futuro inmediato: fascismo, stalinismo, americanismo, las potencias diabólicas que tocan a la puerta. Porque la expresión precede al contenido y lo arrastra ( con la condición, por supuesto, de que no sea significante): vivir y escribir, el arte y la vida no se oponen más que desde el punto de vista de una literatura mayor. Incluso cuando muere, Kafka es atravesado por un flujo de una vida invencible, que le viene tanto de sus cartas, cuentos, novelas, como de su inacabamiento mutuo por razones distintas, comunicantes, intercambiables.Condiciones de una literatura menor. Sólo una cosa molesta a Kafka y lo enfurece, lo indigna que lo traten de escritor intimista, que encuentra un refugio en la literatura, autor de la soledad, de la culpabilidad, del sentimiento íntimo".


Kafka por una literatura menor
Gilles Deleuze y Felix Guattari

miércoles, octubre 21, 2009

Una biblioteca es una serie de proyectos de lectura

En el libro Fernando Salmerón, perfiles y recuerdos, el filósofo Fernando Salmerón define qué es una biblioteca:

"La definición de una biblioteca -por supuesto, no de una biblioteca pública-, grande o pequeña, no es un hacinamiento de libros leídos, sino simplemente un proyecto de lectura. Mejor dicho, varios proyectos de lectura. Y en esto radica el significado personal en relación con quien los guarde.

La biblioteca de un profesor de filosofía que trabaja largos años en provincia -es decir, sin bibliotecas públicas-, en primer lugar es el proyecto de disponer de los libros indispensables para preparar sus clases, es por lo menos, un proyecto de lectura de la historia de la filosofía."

hola

Hola. Vamos a hablar del cuadro de oposición.