miércoles, diciembre 02, 2009

Nativos digitales y ciudadanos analógicos

Hay un error. El mundo no se divide en poetas y prosos. Esa división es artificial. Más bien se divide entre fanáticos de Levis y de Calvin Klein. Entre fanáticos del blog, del twitter; del correo electrónico y del facebook.
Blogs, twitter, mensajería instantánea, youtube y facebook inundan la mediosfera. Al instante podemos —en teoría— conocer todo lo que sucede en el mundo pero esta nueva Torre de Babel edificada con la lógica de Alan Turing, la ambición desmedida y monopólica de Bill Gates, y con la defensa del software libre de Richard Stallman ya clama por el fin los ciudadanos digitales y sus lecturas en papel.
Las nuevas tecnologías de la información sustituyen nuestra experiencia cotidiana del mundo, algunas veces la amplían, otras las mediatizan; confrontan nuestras viejas intuiciones sobre el ser humano; pero en el fondo repiten los comportamientos aprendidos durante varios siglos donde la palabra y la voz cara a cara fueron nuestras formas inmediatas de comunicación.


Yo no soy un nativo digital. Soy más bien un adoptado digital. No nací con un teléfono celular bajo el brazo, ni mi primer regalo de reyes fue un PSP, un DS, o un ipod; mucho menos a mis seis años jugaba Dofus ni la saga de La Edad de los Imperios con sus dioses mitológicos y su sincronicidad donde luchan los hunos contra los aztecas o los mayas contra los ejércitos ingleses.
Los relojes digitales tenían unos números grandotes en color rojo. Los jugadores de futbol americano en mi juego electrónico de Mattel eran unos puntitos rojos recorriendo el emparrillado.
A los 15 años, conocí mi primera computadora de 16 bits, una TSR-80 de Radio Shack cuando todo mundo hablaba Basic mientras mis trabajos de la escuela los escribía a máquina.
Teclear en una máquina de escribir no es una actividad sexy, es más bien, una actividad industrial, es como el pedaleo en bicicleta en una cuesta empedrada o como hacer aerobics o la manera en que las señoras echan tortillas en los comales.
La palabra es el logos (razón y concepto) que viene al mundo. Pero ahora, la palabra no viene ya como un sentido al cual hay que abrirse sino como un código binario articulado bajo distintas tecnologías propietarias, campañas de marketing y aceptaciones acríticas del nuevo mundo digital donde los salvajes requieren ser alfabetizados tecnológicamente.
En los nuevos modelos curriculares las competencias para manejar computadoras y hablar inglés, han reemplazado a las materias como filosofía y etimologías. Las nuevas tecnologías de la información se han vuelto –bajo el discurso de los políticos- los fetiches de la era del progreso.
El discurso hegemónico nos presume que la tecnocultura, la sociedad del conocimiento, las Tecnologías de la Información y la Comunicación son deseables por sí mismas. Como si fueran por ellas mismas democráticas, espacios de libre expresión y síntomas de la modernidad.
Pero ante las tecnoculturas hay que mantenerse en guardia cuando no se comprende cómo amplían las libertades democráticas, cómo generan tendencias de emancipación o cómo extienden nuestras capacidades de diálogo y hermenéuticas.
Porque los nativos digitales pueden ser al mismo tiempo —con sus mensajes instantáneos— quienes entierren nuestra tradición racionalista de reflexión y análisis.
Una tradición a la que no habría que desdeñar ni reemplazar sino se cuenta con algo mejor, mucho más amplio y generoso, otro entorno que nos permita mejorar la comprensión del otro, y que nos conduzca a pensar en términos de mayor empatía. Las nuevas tecnologías despersonalizan la comunicación:
El filósofo Iván Ilich en su postfacio a su ensayo sobre la convivencialidad nos advierte del peligro de una sociedad de mensajes desteritorializdos: “Cincuenta años atrás, nueve de cada 10 palabras que oía un hombre civilizado le eran dichas como a un individuo. Sólo una de cada 10 le llegaba como el miembro indiferenciado de una multitud —en el salón de clases, en la iglesia, en mítines o espectáculos—. Las palabras eran entonces como cartas selladas, escritas a mano, bien diferente de la chatarra que contamina hoy nuestros correos. Actualmente son escasas las palabras que intentan llamar la atención de una persona.”

Los límites del mundo digital
La modernidad es ante todo una toma de conciencia. Es la condición para dialogar con nuestras tradiciones y con nuestra historia. La modernidad es una narrativa que nos permite dialogar con otras narrativas. Por eso necesitamos una narrativa de la tecnocultura donde los nativos digitales se vuelvan también hijos de Gutemberg, de Lutero y de Erasmo de Rotterdam; donde los nativos digitales dejen de mirar por un momento sus líneas intermitentes del Twitter para recordar la ardua labor que es comprender al otro.
Ni el twitter ni los SMS sustituyen la gran experiencia occidental de la novela. Una experiencia radical de comunicación, de imaginación y de puesta en marcha de mundos posibles que inicia con el Quijote y de la que se ha anunciado su muerte desde mediados del siglo pasado con los autores de la Nouveau Roman. Tampoco se trata de creer que el Facebook es el gran relato de relatos donde cientos de voces se leen de manera simultánea —en una suerte de Babel asíncrono y de hipermedia— como lo describen sus ingenuos promotores. No nos debe dar pena reconocer las limitaciones de las nuevas tecnologías de la información para la comunicación. Claro que si reducimos la comunicación a la transmisión de una cadena de bytes podemos estar maravillados de cuán rápido transmitimos cadenas de terabytes de manera inalámbrica por todo el mundo.
Pero si le entramos al terreno de las comparaciones odiosas, yo prefiero a San Agustín dictando sus sermones y sus tratados de teología; o a Fray Bartolomé de las Casas escribiendo sus Tratados (aunque jamás sea instantáneo) que miles de blogs o mensajes de Twitter que jamás podré leer.
Donde sí creo que se está dando la batalla es en la distribución de la información: uno puede hallar el último recital de poesía del extinto poeta brasileño Haroldo de Campos, o la novela del realismo mexicano “La Calandria” de Rafael Delgado; o algún concierto de Ellis Regina o Sinnead O´Connor, ya imposible de hallar en el circuito de los medios masivos electrónicos. Pero esta distribución no está asegurada. Cada vez los contenidos de la red se trivializan y la semántica del Internet hace que hallemos contenidos irrelevantes. O que poco a poco las posturas sobre propiedad intelectual y posturas de tipo conservador eliminen contenidos en la red.
No hay nada ganado. Pero aún si lo hubiera la red y sus aditamentos tecnológicos sólo son útiles si se sabe con cierta precisión qué es lo que se busca. Es decir, se requiere un contexto o universo cognitivo y cultural previo que no se adquiere ni con el Facebook, ni con el Twitter, ni en los blogs sino que proviene de la educación y de una formación cultural. Este sector, no cabe duda, se ha visto beneficiado del uso de las nuevas tecnologías de la información. Pero insisto, se trata del sector letrado, de esta ciudad letrada que se ha alfabetizado tecnológicamente sin renunciar a la tradición de los libros. Y es gracias a esta tradición, la vieja tradición de los libros, por lo que ha ocupado estratégicamente las tecnologías de la información. Ellas por sí solas, sin una formación cultural previa sirven.
Internet no es ni por mucho, una Enciclopedia virtual y en línea que lleve a cabo el sueño de la Ilustración, y tampoco salva las barreras idiomáticas y culturales. El universo de un usuario de internet está limitado a unas cuantas páginas y a miles de búsquedas estériles a través de Google, Yahoo o Bing.
De algún modo internet expande cuantitativamente nuestra experiencia del mundo pero limita y no profundiza esta experiencia.
Si de algún modo en Internet —con las herramientas de facebook o los blogs— se suscitan algunos debates se trata de discusiones y foros que reflejan las costumbres democráticas de algunos sectores de la población; y estas discusiones y tomas de postura se darían con o sin blogs o facebook porque no se le puede adjudicar a una herramienta tecnológica, por sí sola, atributos democráticos o conversacionales puesto que estos son el producto de prácticas previas de conversación, de discusión y de reflexión. A diferencia del libro, a quien estos profetas del catastrofismo de la Galaxia de Gutemberg, le han anunciado su muerte, el libro sí es una herramienta de reflexión. Escribir un libro, o escribir para un libro sí es una tarea profundamente intelectual y moderna porque nos permite intervenir en la larga conversación iniciada por otros ciudadanos del ágora pre-analógica: los filósofos griegos.
Las comunidades de usuarios no pueden comportarse sólo como ghettos de nativos digitales, ajenos a la calle, al sol; no pueden comportarse como consumidores de las mercancías tecnológicas sin cuestionar que estas tecnologías escapan a su propio control y no son herramientas a la mano, sino tecnología reservada por los grandes consorcios trasnacionales que protegen la “propiedad intelectual” del software e impiden la intervención directa de los usuarios para ejercer la libertad de estudiar cómo trabaja el programa, y cambiarlo para que haga lo que el usuario quiera y no lo que la transnacional decida. O la libertad para redistribuir las copias del programa para ayudar a otros usuarios. O la libertad para mejorar el programa y publicar sus mejoras, y versiones modificadas en general, para que se beneficie toda la comunidad, todas estas libertades, que sólo son posibles cuando se tiene el acceso pleno al código fuente del software.

La herramienta del ciudadano analógico
A pesar de las categorías y los clichés, la primera provocación, es la de volverse ciudadanos analógicos que interactúan con ambientes digitales para construir un mundo más democrático, participativo y con una mejor distribución de la riqueza.
Más bien a los nativos digitales hay que volverlos ciudadanos analógicos de una aldea global o de los micromundos posibles para hacernos audibles, unos a otros. En esta era digital el gran reto no es estar conectados inmediatamente sino el poder escuchar, cuando los entornos de la mediosfera generan polución con sus sobrecargas informativas, mediáticas y de infoentretenimiento.
No vivimos, ya en una sociedad del espectáculo, ni en una pesadilla orwelliana, sino en una vecindad que segrega a todos aquellos que no tienen acceso al capital social de la tecnología. La lucha de clases ya no es un cliché sino la descripción de la modernidad utópica para nuestros entornos digitales.

El retorno de la palabra

Pero la red también ha tenido un lado positivo, muy a pesar de los entornos controlados de las trasnacionales de la información como Microsoft ya que ha surgido un retorno a la palabra.
El escritor Juan Villoro —en una conferencia hace tres semanas en la Biblioteca Palafoxiana de Puebla— hablaba de cómo estos ambientes han permitido el regreso de la palabra porque la imagen es insuficiente para comunicarse.
A pesar de que los celulares traigan sus cámaras integradas siempre se requiere una explicación, una descripción, una interpretación de lo grabado —ya sea audio o video— y esto sólo se da por el concepto.
El blog es la única forma de escritura que soporto. Me duele el brazo Sianya se quedó dormida sobre mi brazo. Es una "forma de escritura" profunda moderna.
Es la máquina de escribir que a mis quince años me permitía vivir encerrado en mi cuarto todas las tardes. Ahora, que lo veo así. Eso era vida. Encerrarse todas las tardes a emborronar cuartillas. Como la novela de los Wasi Chu que nunca escribí o los poemas totalmente treinta y siete diecisiete con el Cochabamba como su actor principal. Esos fueron los primeros capítulos inéditos de Friends. Luis siempre se queja: la prepa ya pasó, insiste con su veriginiesca voz, él es el de la voz. Yo sólo lo escucho y le doy el clásico avionazo.
Pero insisto, luego de esa digresión: el blog es la única forma de escritura a la que sobrevivo y hoy pienso prostituirla. Escritores, ensayistas, periodistas, fotógrafos, cineastas, historiadores y poetas recurren al blog más que como un
Hay un error. El mundo no se divide en poetas y prosos. Esa división es artificial. Más bien se divide entre fanáticos de Levis y de Calvin Klein. Entre fanáticos del blog, del twitter; del correo electrónico y del facebook.

martes, diciembre 01, 2009

Como ella es de Haroldo de Campos

La poética del corrido en los Tigres del Norte


I
La violencia en el país es un síntoma de descomposición social. No se trata de una metáfora. Ni de algo a lo que haya que darle la vuelta, la violencia está presente y al volverse cotidiana se invisibiliza. Nos hemos vuelto inmunes no a la violencia sino a las imágenes que pueblan las pantallas de televisión y de computadora. Hace algunos años las portadas del semanario Alarma mostraban un rostro cursi de la violencia. El semanario Alarma era el mejor ejemplo del kitsch. Pero ahora ocupamos un término prestado para referirnos a una violencia que no tiene precedente: “México se colombianiza”.
Poco a poco nuestros referentes se borran. México ya no se “colombianiza” sino que más bien la violencia en México posee su propia lógica, una lógica que poco tiene que ver, salvo las expresiones a bote pronto de algunos analistas, con lo que sucedió hace algunos años en Colombia.
La violencia remota ha dejado de serlo para convertirse en una violencia próxima.
La violencia se ha descentralizado. A cambio de esto, los ciudadanos han cedido el espacio público a los cuerpos de seguridad; de manera irreflexiva, amplios sectores de la población han consentido en obtener mayor seguridad a cambio de operaciones de la militarización de la seguridad pública. Aunque la percepción ha mejorado no así las cifras.
En aras de una mayor seguridad, los ciudadanos confían en las fuerzas militares en una apuesta inmediata, y muchas veces perdonando los abusos de las fuerzas castrenses.
Además de un cerco policiaco y militar contra la delincuencia organizada hay un cerco informativo para replicar las imágenes de una violencia callejera reproducidas por los media y como los media reproducen emociones la inseguridad y la violencia son emociones distribuidas de manera ubicua.
Para este imaginario donde reina la violencia cualquier respuesta vale la pena: ceder las libertades construidas, ganadas y arrebatadas durante un largo período de la historia para sentirse más seguros, es regalar el dominio de la política al del sentimiento, es decir, ceder ante el reino del terror, síntoma, sin duda, de prácticas totalitarias.



II
Los Tigres del Norte han mostrado un comportamiento ejemplar a lo largo de su carrera. Han sabido, con una sensibilidad poética, rescatar la vida de un país atrapado por su clase política corrupta y no se han dejado engañar ni seducir por los espejismos de la transición democrática. La agrupación musical ha realizado una labor crítica.
En su visita a Puebla, durante el FIP, la banda norteña, confirmó ante sus seguidores en el estadio de beisbol Hermanos Serdán su compromiso para mantener una postura crítica: “Seguiremos siendo portavoces de sus historias”.
Unas 30 mil almas aclamaron a los Tigres en el estadio de beisbol. No fue La banda fue censurada por su rola de corte político la Granja. Además, en las estaciones de radio y en los canales de televisión la fábula de la agrupación norteña simplemente no se transmite aunque la Secretaría de Gobernación presume que no ha girado instrucciones para evitar la difusión de la rola de marras.
En sus canciones se expresa la vertiente popular y callejera, una vez que los poetas han renunciado a la experiencia directa de la vida y a compartir con los sectores vulnerables y más desprotegidos su realidad. Al contrario, la agrupación musical ha sido un pararrayos, un detector y un profeta del México que sigue siendo él mismo
Los Tigres han recuperado las historias de los héroes populares: los mojados, los narcos y las heroínas del amor como Camelia, la Tejana. Su crítica hacia la clase política del país ha sido vehemente y aguda, como en la canción el Circo, de clara referencia a los hermanos Salinas de Gortari:
Entre Carlos y Raúl/ eran los dueños de un circo/ Carlos era el domador/ el hermano más chico/Raúl el coordinador/ con hambre de hacerse rico..
Más adelante, la canción describe la situación precaria de ambos personajes políticos. Como los trovadores de la Edad Media, los Tigres del Norte han hallado en el corrido una expresión del sentimiento popular que los medios de comunicación acallan. Los Tigres recuperan el imaginario colectivo.
Su más reciente canción “La Granja” generó una oleada de reacciones una vez que el grupo fue censurado para que no cantara el tema en la entrega de los Premios ss
También la Secretaría de Gobernación ha censurado la canción la Granja “sugiriendo” que no se transmita en las radiodifusoras. En el video de la canción se alude a diversos personajes de la vida política de México. En la canción se escuchan estrofas punzantes como: “Hoy tenemos día con día/ mucha inseguridad/ porque se soltó la perra/ todo lo vino a regar/ entre todos los granjeros/ la tenemos que amarrar”

viernes, noviembre 27, 2009

Juan Bañuelos y otras cuestiones

Juan Bañuelos
y otras cuestiones

/Marco Antonio Campos

Conocí a Juan Bañuelos en la casa de doña Carmen Toscano y don Manuel Moreno Sánchez en mayo de 1969, luego de la entrega del Premio Diana Moreno Toscano, que se daba a la promesa literaria. Ese año se le otorgó a Victor Manuel Toledo, miembro del taller de poesía de Punto de Partida que dirigía Juan en el décimo piso de rectoría de la UNAM. El jurado permanente del premio era de primera línea: Octavio Paz, Rubén Bonifaz Nuño, Juan José Arreola, José Luis Martínez y Héctor Azar.

Héctor Moreno, el hijo menor de doña Carmen y don Manuel, estudiaba conmigo Derecho y era uno de mis grandes amigos. Si hubo personas en mis inicios que creyeron que podía ser escritor –tal vez los defraudé– fueron doña Carmen y Héctor. Por lo demás, era un deleite oír a don Manuel Moreno Sánchez hablar de las entretelas de la política mexicana, ya en su casa, ya en el rancho de los Barandales, situado en la carretera a Toluca. Don Manuel había sido presidente del Senado en el sexenio de López Mateos, y se alejó de los puestos políticos luego de que éste designó como candidato a la Presidencia a Díaz Ordaz. “¿Habló usted alguna vez de la designación con López Mateos?”, le pregunté. Me repuso que éste lo había mandado llamar a su casa de San Jerónimo. “Eres el primero –le dijo–al que se lo comunico. Díaz Ordaz es el candidato del partido.” “No vuelvo a hablar de política contigo” dijo. “¿Por qué?” “Te va a ensangrentar el país.”

(La jornada Semanal)

lunes, noviembre 23, 2009

Los poetas, siervos de la técnica

La poesía es más que una actividad literaria. En nuestros días se concibe al fenómeno poético como una actividad discursiva pero la poesía es una de las formas para humanizar a la técnica.

Pero al parecer existen tendencias – muchos de ellas heredadas de las vanguardias sin tomar en cuenta a la historia- para volver al poema un mecanismo auto-referencial y vacío de contenido, aduciendo la “autonomía del texto literario”. Poemas que no dicen nada y que sólo reproducen una serie de códigos fosilizados y normados por ciertas posiciones de la crítica literaria, verdaderos pastiches involuntarios, clonaciones circulares, reproducciones de poemas de una línea de ensamblaje.

Frente al pensamiento racionalista y a la metafísica de la presencia que le han dado un horizonte a la técnica se requiere presentar estos horizontes de la técnica no como los únicos horizontes sino solamente como horizontes posibles de un frenético diálogo.

De este modo ciencia y poesía dejan de ser actividades alejadas entre sí que miran en perspectivas contrarias para volverse a encontrar.

De la violencia de la Metafísica a la que alude Adorno no se siguen más Auschwitz tampoco una reacción tecno-fóbica como la del Unabomber sino más bien un pensamiento de la fruición, que le quite a lo humano su centralidad, a la metafísica su carácter de fundamento último de la realidad, para devolver a una condición donde lo humano es sólo otro forma de lo “existente”, piensa Gianni Vattimo.

La poesía humaniza a la técnica cuando a la racionalidad instrumental se le confronta con el rostro de lo otro, cuando el icono le devuelve el sentido al fragmento, es así, que la hospitalidad del fragmento permite que los dioses vuelvan a morar en la tierra, entre los humanos.

La filosofía si quiere volver a sus orígenes necesita dialogar con la poesía y con lo corpóreo de la danza, volverse comunitaria y palpable, reconocer sus límites y los límites de lo humano, para esto necesita escuchar; volverse local para escuchar el rumor benévolo del mundo esto no puede hacerse al margen del tiempo, es decir, fuera de la historia sino dentro de la historia que es a la vez tradición, diálogo, comunidad y memoria.

Cualquier actitud que recupere ese ethos nos resulta prometedora y nos sana.

En un mundo desacralizado rehuimos a esos saberes del cuerpo que nos permiten encarar a la enfermedad y a la muerte; la técnica sólo nos invita a replegarnos frente a estas realidades para vivir alienadamente en la tecnología.

El imperio del modelo racionalista exhibe a lo “humano” como lo existente-primordial oscureciendo a través de su discurso todas las otras formas de vida a las que reconoce como actividades pero no como saberes.

La reacción de Adorno ante la metafísica como violencia o las declaraciones de Lipovetsky, de Lyotard, de Vattimo, de Virilo, diagnostican la pérdida de lo comunitario.

Para dominar al mundo había que volverlo vacío, desacralizarlo, volverlo inerte y mecánico, sólo así la ciencia podía imponerse como modelo del conocimiento.

Los objetivos de este anteproyecto son delimitar las distinciones metodológicas entre lo técnico, lo tecnológico y la ciencia. Además, de recuperar los discursos, saberes, mitos y prácticas que muestran a lo humano como un existente más y que al mismo tiempo nos devuelven nuestra memoria óntica de lo humano.



El mito ha sido desplazado por la naturaleza de la técnica, junto a este alejamiento del mito se encuentra también lo que filósofos como Heiddegger han denunciado como un “olvido del Ser”.

En este escenario, la reducción de la filosofía a la literatura ha sido vista como una amenaza al pensamiento racionalista pero de lo que se trata ahora es de acercar a otro tipo de fenómenos que ha olvidado la metafísica occidental para darle paso a una relación entre los hombres y el Ser que desmonte todo las tentativas del pensamiento racionalista sólo como una tentativa entre otras.

En este anteproyecto buscamos que se revitalice el diálogo entre la filosofía y las demás ciencias humanas. También intentamos tender puentes entre el pensamiento filosófico contemporáneo y las experiencias estéticas.

De lo que se trata ahora es volver al hombre humano, es decir, nos enfrentamos a la pregunta ¿qué es volver al hombre humano?

Para encarar esta pregunta contamos con varias herramientas. Principalmente las que provienen de las tradiciones filosóficas contemporáneas de la hermenéutica — tanto Paul Ricoeur como Gadamer—; pero también de las reflexiones filosóficas de autores como Levinas que han desarrollado una tarea radical para fundamentar su pensamiento no en la pregunta de “¿qué es esto?” sino de “¿quién es esto?” dándole una prioridad a la ética sobre la ontología.

Consciente de esta diversidad vale la pena hacer una pausa, devolverle a la poesía su carácter histórico, rescatarla de sus sectarismos y de sus misiones suicidas y evitar que se vuelva una comparsa de la técnica, porque lo que requerimos es una poética del cuerpo, una danza y la voz comunitaria de los poemas que no son islotes de “autonomía literaria”.

sábado, noviembre 07, 2009

Encuentro de Poesía en Orizaba organiza Asociación Latinoamericana de Poetas


La Asociación Latinoamericana de Poetas en coordinación con Mujeres Comunicadoras y Escritoras Independientes invitan a la comunidad de periodistas, escritores y creadores de la región Córdoba - Orizaba, a participar en el XX Encuentro de Poetas “José Saramago y Jaime Sabines”, que se llevará a cabo en la ciudad de Orizaba, Veracruz, del 23 al 26 de noviembre.


El programa contempla:

Mesas de lectura.
Panel “Arte y Desarrollo”.
Mesa sobre traducción.
Panel “Periodismo cultural y Literatura”.
Panel “Artes plásticas y poesía”.
Panel “Medios de comunicación y Promoción cultural”
Mesa de ponencias sobre los escritores José Saramago y Jaime Sabines.
Presentaciones de libros (programación completa).
Expo-venta de libros y revistas.


Las inscripciones se realizarán enviando un correo electrónico a la siguiente dirección nrigonni@yahoo.com

Indicando:

Nombre completo y artístico
Edad
Teléfono fijo
Teléfono celular
Correo electrónico
Dirección postal
Mesa en la que desean participar, tema que desean abordar o el nombre de la ponencia.
Deberá anexar una ficha curricular breve (máximo 10 líneas)


La fecha límite para inscribirse es el martes 17 de noviembre de 2009.


Artistas y poetas Invitados:

Lucía Orellana (Chile), Miguel Mtz. Márquez (Argentina), Maliyel Beverido (México), Sombra Rius (Argentina), Lilia Ramírez (México), Francisco Bautista (Nicaragua), Irving Ramírez (México), Alberto Lara (México), Fernando Torres (Ecuador), Betania Benítez (México), Laura Fernández - Montesinos (España).

* Con la participación especial de la Orquesta de Cámara de la SEV y el grupo de Son Jarocho Cocume.


Sedes:

Museo de Arte del Estado de Veracruz
Universidad del Golfo de México, Norte
Librería El Interior



Atentamente





Natividad Rigonni Olivo

Orizaba, Veracruz a 07 de noviembre de 2009

jueves, noviembre 05, 2009

Actividades literarias de la FIP

Este viernes inicia el Festival Internacional de Puebla. Las actividades literarias de este día son:


VIERNES 6 DE NOVIEMBRE

Conferencia Magistral del Dr. Pedro Ángel Palou García: “Bienvenidos los bárbaros; el fin de la literatura”
Dr. Pedro Ángel Palou García
Presentan: Alejandro Montiel y Roberto Martínez Garcilazo.
Viernes 6 de noviembre
11:00 horas
Palafoxiana

Primer Panel de Escritores.
TEMA: El cuento que se escribe y que se lee en Puebla.
Víctor Arellano, Roberto Corea Torres,
Jorge Arturo Abascal, Mario Calderón y José Sánchez Carbó.
Viernes 6 de noviembre
16:00 horas
Casa del Escritor

martes, noviembre 03, 2009

Programa de literatura del FIP

Ya está listo el programa de literatura de la Feria Internacional de Puebla. La mayoría de los eventos se realizarán en la Casa del Escritor:


Se puede consultar aquí.

viernes, octubre 30, 2009

Presentación Casa del Escritor Lenguas indígenas

Constitución General de la República
Artículo 2do: La Nación ( Mexicana ) tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas........
Inciso 1V.- Preservar y enriquecer sus lenguas, conocimientos y todos los elementos que constituyan su cultura e identidad.
Los esperamos
30 de Octubre
18 Hrs
Casa del Escritor


Abordan la muerte 15 narradores locales

Abordan la muerte 15 narradores locales
Hoy a las 18:00 horas se presenta el libro La muerte es un sueño, en las oficinas del IMACP


Federico Vite

La muerte es un sueño, libro coeditado por el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla (IMACP) y el Fondo Editorial de la Universidad Autónoma de Puebla, se presenta hoy a las 18:00 horas en las oficinas del IMACP, 3 Norte 3, en el Centro.
Este volumen inaugura la colección “Urbanos” y reúne la visión de quince escritores locales, quienes abordaron un tema: ¿cómo se muere en Puebla?
Para estos narradores, informa el coordinador de la edición, Miguel Andrade, la muerte es también la forma más concreta de la vida, una apearse de este navío llamado conciencia y de este mar urbano que agitadamente nos mece en la marea de su tránsito.
“Los aquí reunidos son narradores que viven en Puebla y han decidido, sin restricciones ni coerciones, dormir una siesta adelantada en una tumba anónima”, dije.
La muerte en Puebla, de acuerdo con los textos reunidos en este libro, es monumental y catastrófica, silenciosa y tímida.
¿Existe una manera poblana de morir? ¿Cómo prefieren morir los poblanos? En esta reunión de textos se podrán encontrar diversas opciones, sangrientas unas, silenciosas otras, cada uno puede elegir la suya o inventarse una nueva manera.
“La voluntad de escuchar la voz de la ciudad se traduce en esta ocasión en cuentos y narraciones sobre un suceso que, inevitablemente ocurrirá”, señala Andrade.
En haciendas y casonas, expone, en vecindades y patios, en parques y bulevares, en escuelas, teatros, en alcobas y cantinas, se trama esa mítica e invisible urdimbre que llamamos muerte.

Los autores
Judith Castañeda Suarí, Gregorio Cervantes, Rodrigo Durana, Iris García, Isabel González, Kid Mandrágora, Mario Martell, Cheres Menéndez, Eduardo Montagner, Efigenio Morales, Gerardo Oviedo, Adriana Pacheco,
Gabriela Puente, Arcenia Soriano y José Luis Zárate.

jueves, octubre 29, 2009

La belleza es poco estudiada por las Ciencias Sociales, a pesar de su influencia: Naief Yehya Naief Yehya durante el primer día del Congreso Intern

La belleza es poco estudiada por las Ciencias Sociales, a pesar de su influencia: Naief Yehya


Naief Yehya durante el primer día del Congreso Internacional de Artes, Ciencias y Humanidades / Foto Abraham Paredes
ALONSO FRAGUA

La belleza, a pesar de su innegable influencia en la sociedad, ha sido poco estudiada por las Ciencias Sociales que la consideran un tema superficial. Sin embargo, no está lejos el día en que la raza humana esté dividida entre aquellos cuyos padres tuvieron el dinero para escoger sus atributos físicos –e intelectuales– antes de la concepción, gracias a la tecnología genética; y el resto de la gente que tendrá que vivir con sus defectos.

Lo anterior fue parte de la ponencia La bella y el cyborg. Representaciones y manipulaciones de la carne para acariciar el ideal estético, impartida por el escritor, ensayista y crítico cultural, Naief Yehya, durante el primer día del Congreso Internacional de Artes, Ciencias y Humanidades, “El cuerpo descifrado”, que continuará hasta el viernes 30 de octubre, en el edificio Carolino de la UAP.

El también novelista y colaborador de La Jornada comentó que la belleza –al menos en la mujer– no sólo es impuesta a través de modelos estéticos promovidos en los medios; es decir, no es tan subjetiva como todo el mundo afirma. La belleza femenina es una realidad, no un mito, aunque nos duela aceptarlo”. No sólo es una herramienta de presión, ni un valor transitorio que cambia con las temporadas. La belleza depende mucho menos de la percepción personal y más de factores sociales”, y hasta genéticos.

Y para sustentar lo anterior, habló de un famoso experimento realizado en los 80, en donde un grupo de bebés de entre dos y seis meses de edad fueron expuestos a diferentes fotos de rostros. Los científicos vieron que los pequeños –que no tenía una concepción construida sobre la belleza– miraban por más tiempo a las fotos de personas consideradas como bellas.

Y para todos aquellos que pensaba que el modelo nórdico de belleza –rubio y de ojos claros– es simplemente una imposición cultural de occidente, Yehya cambió sus ideas al explicar que la tez blanca es más apreciada por los sentidos pues no sabe mentir, ya que muestra más claramente señales de excitación, fertilidad y salud. Es decir, no sabe ocultar vergüenza, edad o enfermedades.

Finalmente, para recalcar que la belleza es un factor determinante en la sociedad dijo que “nada pone en tantos aprietos a los seres humanos como la belleza. Ningún prejuicio es más negado ni más común que el fisionomismo (discriminación a los feos), término que ni siquiera es universalmente aceptado”, pero si practicado todos los días.

El imaginario de lo Otro

El imaginario de lo otro.

La empresa del descubrimiento de América, nos recuerda el teórico literario Tzvetan Todorov, es uno de los momentos límite de los seres humanos: un radical sentimiento de extrañeza ante los habitantes de un continente desconocido de quienes se ignora todo. Colón, dice Todorov, es un viajero hacia lo desconocido que se arriesga en caer al vacío en el fin del mundo. Pero la empresa de Colón es también un desafío para la racionalidad dominante de la época: una racionalidad donde los otros indígenas aparecen ajenos, escindidos, irrecuperables, síntomas de un mundo precario, el Novus Mundus soñado por los renacentistas porque inicialmente los habitantes del nuevo mundo solamente podrán ser reconocidos a través de los relatos donde abundan seres fantásticos y antípodas. Al inicio de su libro Todorov nos presenta el gran desafío ético que encararon los viajeros y conquistadores del continente descrito en la cartografía de Americo Vespucio:
Uno puede descubrir a los otros en uno mismo, darse cuenta de que no somos una sustancia homogénea, y radicalmente extraña a todo lo que no es uno mismo: yo es otro. Pero los otros también son yos: sujetos como yo, que sólo mi punto de vista, para el cuál todos están allí y yo estoy aquí, separa y distingue verdaderamente de mí. Puedo concebir a esos otros como una abstracción, como una instancia de la configuración psíquica de todo individuo, como el Otro, el otro y otro en relación con el yo; o bien como un grupo social concreto al que nosotros no pertenecemos.

La respuesta a esta diferencia entre el yo y lo otro define radicalmente al sujeto del discurso. El conjunto de prácticas sociales al que nos sometemos y que adquirimos en nuestras primeras etapas de vida se mantiene como una especie de Mundo número 3 popperiano. Pero la dimensión de esta empresa, claramente hermeneútica, se nos presenta siempre como un severo cuestionamiento: al no ser yo el otro, su dignificación, se piensa salvajemente, no me pertenece, porque el otro y yo, no nos pertenecemos y si no nos pertenecemos no hay tampoco la presencia de una comunidad. Ya el abismo que me separa es también un fenómeno de la mayor radicalidad y una renuncia clara a cualquier esfuerzo hermenéutico porque desisto de la severa apelación del otro (del otro como rostro diría Levinas) porque ya ni siquiera llega al rango de forastero, un forastero es casi siempre, un hombre o una mujer de paso, y su admisión en una comunidad ni siquiera se pone a discusión, porque en el momento en el que esto se discute es porque el forastero ya ha renunciado a su condición ajena y ha hecho un llamado para incorporarse –el verbo debe tomarse en su estrujante sentido corporal, me incorporo, no es una adhesión cualquiera o la respuesta a una simpatía sino la aceptación y la toma del llamado de una comunidad, de una voz que se toma porque se sabe escuchar, porque se está dispuesto a escuchar, porque una vez arrojado al mundo lo habitamos en la morada de la extrañeza, pero también en la hospitalidad de acogernos al rostro de lo otro- y cuando se incorpora lo hace biológicamente encarnándose en la comunidad. La palabra comunidad resulta molesta en una sociedad acostumbrada o a las grandes concentraciones urbanas o a la búsqueda de una satisfacción personal casi infinita, por sus objetos y sujetos, pero también finita en su comportamiento–si el deseo se cumple yo soy otro dejando de ser ese pesado y lábil yo- porque el deseo que se racionaliza como abstracción no renuncia a seguir deseando y lo hace no como una potencia sino como un rasgo inmutable.
Por eso es que estamos en una condición propicia para satisfacer ese viejo anhelo mi punto de vista es la situación de un observador. De un observador que al ser observado pide las reglas que él aplicaría en una continuación del imperativo categórico: ahí es donde debemos fortalecernos, la intolerancia y el respeto hacia el Otro proviene no de una obligación moral sino de una regla hermenéutica, entre iguales siempre debe prevalecer el silencio que es comprensión para dejar que brille la palabra (el logos) en su más valiosa racionalidad porque no se trata de someter el uno al Otro, el otro a lo uno propio, sino de revivirlo, de abandonar nuestras certezas y de repensar nuestra condición humana en su propia finitud, tan es así que como dice Gilles Deleuze, hay un “rumor benévolo de lo otro”, rumor que no nos clausura sino que nos abre a nuevas creencias, bénevolo porque hacia los caminos que se bifurcan y nos obliga a tomar una postura, a una definición, a la adopción de una forma de vida.
Así como Colón vivió una lenta transformación para modificar sus creencias de los relatos fantásticos sobre antípodas y sobre el fin del mundo, porque más allá de eso ya no hay nada, nosotros tenemos una deuda, un saldo impagable, y hay que empezar por algún lugar por irrelevente que nos parezca, para dejar que la hospitalidad y la comunidad inunden nuestras vidas, para dejar que el otro nos interpele, y esta interpelación de un rostro que nos fue ajeno, nos saque de nuestros solipsimismos, de nuestro abandono, de nuestros cómodos metalenguajes donde el intercambio con las tradiciones circula al margen de la historia, de los juegos del lenguaje y por la sed de un radical entendimiento.

sábado, octubre 24, 2009

Sobre Kafka de Deleuze y Guattari

"Por eso resulta tan burdo, tan grotesco, oponer la vida y la escritura en Kafka; suponer que se refugia en la literatura por carencia, por debilidad, impotencia frente a la vida. Un rizoma, una madriguera, sí; pero no una torre de marfil. Una línea de fituga, sí, pero de ninguna manera un refugio. La línea de fuga creadora arrastra consigo toda la política, toda la economía, toda la burocracia y la jurisdicción: las chupa como el vampiro, para obligarlas a emitir sonidos aún desconocidos que pertenecen al futuro inmediato: fascismo, stalinismo, americanismo, las potencias diabólicas que tocan a la puerta. Porque la expresión precede al contenido y lo arrastra ( con la condición, por supuesto, de que no sea significante): vivir y escribir, el arte y la vida no se oponen más que desde el punto de vista de una literatura mayor. Incluso cuando muere, Kafka es atravesado por un flujo de una vida invencible, que le viene tanto de sus cartas, cuentos, novelas, como de su inacabamiento mutuo por razones distintas, comunicantes, intercambiables.Condiciones de una literatura menor. Sólo una cosa molesta a Kafka y lo enfurece, lo indigna que lo traten de escritor intimista, que encuentra un refugio en la literatura, autor de la soledad, de la culpabilidad, del sentimiento íntimo".


Kafka por una literatura menor
Gilles Deleuze y Felix Guattari

miércoles, octubre 21, 2009

Una biblioteca es una serie de proyectos de lectura

En el libro Fernando Salmerón, perfiles y recuerdos, el filósofo Fernando Salmerón define qué es una biblioteca:

"La definición de una biblioteca -por supuesto, no de una biblioteca pública-, grande o pequeña, no es un hacinamiento de libros leídos, sino simplemente un proyecto de lectura. Mejor dicho, varios proyectos de lectura. Y en esto radica el significado personal en relación con quien los guarde.

La biblioteca de un profesor de filosofía que trabaja largos años en provincia -es decir, sin bibliotecas públicas-, en primer lugar es el proyecto de disponer de los libros indispensables para preparar sus clases, es por lo menos, un proyecto de lectura de la historia de la filosofía."

viernes, septiembre 18, 2009

En torno a la Puebla letrada






Puebla de los Ángeles es una ciudad fundada como un gran proyecto del racionalismo. Es el racionalismo de su traza urbana y la planeación, al servicio del sueño de misioneros católicos y de los nigromantes ilustrados; la construcción de una nueva cartografía más que el descubrimiento de un Nuevo Mundo: porque esto será una tarea ardua que requerirá volver al salvaje, a, sin alma un semejante. La discusión teológica sobre la ausencia o presencia del alma en los indios de las tierras descubiertas por los viajeros y conquistadores españoles se vuelve un tema vigente para los evangelizadores.

Pero en términos de la modernidad se trata del primer acto hermenéutico y ético del Nuevo Mundo que inicia con la Conquista o mejor dicho con la caída de Tenochtitlán,y aún no se concluye, es decir, si ocupamos la terminología religiosa, un verdadero acto de conversión: metanoia significa transformación del entendimiento pero esto sólo surge de un acto en el que también se transforma el corazón. Los convertidos no son los “nativos bárbaros” a los que la civilización occidental intenta transformar a través de la evangelización, en el virreinato, y luego de la educación, en las repúblicas liberales latinoamericanas: todos estos actos para borrar de la imagen del mundo –patrimonio de Occidente- el rostro invisible del Otro. Como se ve, al mismo tiempo que el gran sueño cristiano construye ciudades lo hace devorando todo aquello que le resulta forastero, extraño, salvaje, sin alma, que interpela la estabilidad de sus creencias, en fin que intenta hacer una fisura en la imagen del mundo para dominarlo bajo el criterio de la ideología peninsular.

Las ciudades indígenas y nativas fueron el primer acto tecnológico en el Nuevo Continente. Fue la idea empirista de la tabula rasa la que se impuso a pesar de la filosofía escolástica que se enseñaba en las universidades del Viejo Mundo Hispano. Eso fue la capital de la Nueva España donde se encontraba México-Tenochtitlán. El nuevo mundo es una gran empresa tecnológica.

El crítico literario Ángel Rama nos recuerda en La Ciudad Letrada cómo se trató de un acto verdaderamente divino: la creación ex nihilo de lo que se creyó era la transposición de sueño de una nueva época del mundo.

La ciudad latinoamericana ha venido siendo básicamente un parto de la inteligencia, pues quedó inscrita en un ciclo de la cultura universal en que la ciudad pasó a ser el sueño de un orden y encontró en las tierras del Nuevo Continente, el único sitio propicio para encarnar. (..) La ciudad fue el más preciado punto de inserción en la realidad de esta configuración cultural y nos deparó un modelo urbano de secular duración: la ciudad barroca.

Desde la avenida Periférico – que une el antiguo Totimehuacan, hispanizado como San Francisco Totimehuacan, una población donde hoy abundan las pandillas de jóvenes de origen indígena, con Cholula, para desembocar en la autopista hacia la ciudad de México- se observa la cúpula de la Capilla de los Remedios construida en 1594 sobre una pirámide del antiguo señorío cholulteca, aunque la intención es otra el mensaje es evidente: sobre la destrucción de las antiguas culturas indígenas se construyó el gran sueño de las ciudades novohispanas. Los antiguos pueblos indígenas de Cholula, Huejotzingo, Tepeaca y Totimehuacan rodean el valle donde se edificó el sueño cristiano de la ciudad de Puebla: una utopía cristiana construida bajo las reglas urbanísticas del racionalismo.

La vivencia no puede ser más clara: es una estratificación que muestra las edades, y que Ángel Rama en su libro póstumo La ciudad letrada identifica y desarrolla. Desde este panorama de lo que Rama denomina “la ciudad ordenada” –es decir, la ciudad planificada desde la península, siguiendo las directrices de la lógica de Port Royal, ciudad bajo una episteme- se llega, dice el crítico literario, a una ciudad de la escritura conformada por leyes, códigos, cartas, mapas, emblemas, blasones, sellos, tratados, opúsculos y ordenanzas, ciudad escrituraria que requiere una serie de instituciones culturales.

Puebla es el ejemplo de lo que sucede en la Nueva España. Puebla adquiere la denominación de ciudad, y al poco tiempo de su fundación, se desarrollan instituciones culturales, entre otras, como el Colegio del Espíritu Santo –recinto de formación en teología, humanidades y filosofía de la orden de los jesuitas. El diseño urbanístico incluye la formación de sus propios cuadros intelectuales, de su ciudad escrituraria. Luego de la barbarie, de la imposición de un modelo cultural porque la Conquista es ante todo la reivindicación de la hegemonía de Occidente sobre la civilización indígena, se sigue el modelo de Rama: alrededor de la ciudad escrituraria, una serie de anillos circundantes, las clases sociales y grupos étnicos –indígenas, negros, la plebe, ibéricos desplazados- en la periferia.

El poder se concentra, nos recuerda el crítico literario, también en quienes dominan el orden de la escritura en el Nuevo Mundo porque permiten la relación con la Península, no se trata solamente de una “burocracia” incipiente sino de una ciudad bajo un orden de los signos: la cartografía y el conocimiento son ahora un desfile de significantes, es decir, un sistema de teoremas y axiomas.

Pero frente a esta anulación de lo Otro, del dualismo “barbarie-civilización”, “pagano,-bautizado”, “aborigen- alma”, “oralidad-escritura” hay reacciones, entre otras las de teólogos y obispos, como Fray Bartolomé de las Casas, Francisco Xavier Clavijero – intelectual formado en el Colegio de Espíritu Santo que conducen los jesuitas en Puebla y autor de la célebre “Historia Antigua de México”- las del padre Fray Servando Teresa de Mier (éste ya en el siglo XIX) que coinciden con una tarea fundamental: construir un aparato contra-ideológico que permita el reconocimiento del Otro con los mismos derechos y capacidades cognoscitivas que los peninsulares, pero lo que es una tarea ética adquiere claras connotaciones políticas en los momentos de la lucha de las colonias por emanciparse de la Metrópoli hispana.

En ese sentido, Puebla se transforma en una ciudad escrituraria en una verdadera ciudad letrada con sus instituciones ideológicas –como colegios y bibliotecas- se inscribe en el orden de las ciudades del Nuevo Mundo, sin duda, esta tradición se preserva, a la par de las transformaciones democráticas –contradictorias y experimentales. Esta inercia intelectual se va desgastando hasta llegar a nuestros días: pasando en el siglo XIX y principios del XX con el surgimiento de la prensa y la fertilidad del pensamiento democrático y liberal, como la difusión del pensamiento positivista por el médico, Gabino Barreda, fundador de la Escuela Nacional Preparatoria, creando un sistema educativo de carácter científico; el ejemplo de los clubes antirreeleccionistas de Puebla formados por la familia Serdán es sobre todo una tarea intelectual; y el pensador Luis Cabrera en el período revolucionario, para llegar al surgimiento de vanguardias literarias, de carácter corrosivo, ninguneadas por la crítica, como el estridentismo que lanza en Puebla el 1 de enero de 1923 su segundo manifiesto.

Esta gran ciudad letrada es ahora acotada por los procesos de modernización, de liberalismo y despotismo ilustrado en su hechura de nacientes repúblicas. Surgen así, personajes y actitudes como las de Joaquín Fernández de Lizardi: a las que llamaremos intelectual bisagra.



El intelectual bisagra del siglo XIX

El crítico colombiano, Rafael Gutiérrez Girardot, nos recuerda en su libro El intelectual y la historia que durante el breve período en el que se reconoció la libertad de imprenta por la Constitución de Cádiz de 1812, unos cuatro meses, surgieron algunas publicaciones como El Pensador Mexicano de Joaquín Fernández de Lizardi. El punto central de la argumentación Gutiérrez Girardot en el caso de Fernández de Lizardi es que por sí sola la libertad de imprenta no significa un avance democrático porque se carece, y ese fue el caso del México de 1812, de una verdadera opinión pública.

“Para que haya opinión pública es necesario que haya quien quiera formarse y pueda expresar un juicio, y esto lo podía hacer sólo una minoría. Por eso, Fernández de Lizardi esbozó su programa de educación gratis, obligatoria y popular. El programa no era un proyecto aislado, sino que, concomitante, con sus polémicas y folletos, era un programa de ilustración social, esto es, de crear los presupuestos (la educación pública) y al mismo tiempo ponerla en marcha.”

En el desarrollo de su argumento, el crítico e historiador de la literatura latinoamericana subraya que Fernández de Lizardi no se satisfacía, tal y como sucedió con otras obras contemporáneas, con los postulados ilustrados que llegaban a América: “criticar” e “ilustrar” sino que se dirigió más allá de quitarle estos privilegios al sector clerical católico por la ciencia y la razón, su intención era “educar”.

Cita como ejemplo de este proyecto los números 7,8 y 9 de El Pensador Mexicano —impulsado por la breve duración, 4 meses, de la libertad de imprenta, otorgada por la Constitución de Cádiz de 1812 —donde, nos recuerda Gutiérrez Girardot, se esboza un programa de instrucción primaria de cobertura mayoritaria, de profesionalización de los profesores y de pago por parte del Estado a los maestros, evitando los riesgos en los que incurre el “absolutismo ilustrado”, una inclusión del pueblo pero sin el pueblo, con “el pueblo” pero sin aquellas masas desposeídas y sin alfabetización.

Fernández de Lizardi añade a estos comportamientos, el desligarse de los mecenazgos y depender de su propio trabajo creador y editorial. Un comportamiento impensable para aquellos días, y que hoy en muchos lugares sigue resultado inimaginable.

En esta lógica, el argumento de Gutiérrez Girardot desemboca en una consecuencia moral y política: si el Estado es el responsable de la educación, lo es porque si requiere mantener los logros de las independencias, es también responsable de crear una opinión pública, o como señala el crítico colombiano, el programa de alfabetización era más que eso; implicaba la exigencia de que el Estado que iniciaba su constitución, esto es, el nacido de la Independencia, fuera coherente: que cuidara de las condiciones para formar una “opinión pública”, nos dice Gutiérrez Girardot, única garantía de la independencia.



El desdén a la crítica y a la opinión pública

Mientras el sector literario que escribe desde las ciudades de Puebla busca incorporarse a la metrópoli, a los canones, y al reconocimiento, lo hace repitiendo en la mayoría de sus intentos, las vías ya probadas por narradores y poetas del circuito cultural capitalino de la década de los 70´s y mediados de los 80`s, al mismo tiempo ha renunciado, en aras de cierto esquema de creación literaria a la crítica, renuncia a la crítica que ha sido, en otros lugares del Continente, evaluada por Noé Jitrik cuando expresa: “La crítica literaria ha tenido en América Latina un desarrollo que podríamos llamar como “desigual” en relación con el que ha tenido la literatura. En efecto, si se mira en su conjunto, la historia de la crítica se advertirán por lo menos dos hechos: uno, que hay momentos vacíos, casi como lagunas en su territorio, sin propuestas de ninguna índole; el segundo, que al parecer las grandes obras y los grandes nombres, pertenecen con pocas excepciones a los productores de literatura y no a los críticos”.

Ante este escenario, del cual el sector local no escapa, el estudioso de la literatura Noé Jitrik, en su libro La vibración del presente: Trabajos críticos y ensayos sobre textos y escritores latinoamericanos señala: “Este desajuste entre crítica y literatura podría justificarse si se pensara, como muchos piensan, que la actividad crítica es secundaria y que, por el contrario, la producción literaria, genérica, es lo esencial; pero, si en cambio, se considera que las dos son vertientes de un mismo río, que no es posible concebir desarrollo literario sin un adecuado aparato crítico, es posible y legítimo preguntarse qué pasó y qué pasa, por qué, aparentemente al menos, la crítica no está a la altura de la creación literaria, orgullosamente representativa de una capacidad y un poder”.

La afirmación de Jitrik es pertinente, no porque la crítica que se escriba en Puebla y en el país, no esté a la altura de las creaciones genéricas de literatura sino que por el contrario, no hay una resonancia entre las obras literarias escritas localmente y la crítica; no hay un desarrollo literario que camine paralelamente a la crítica —a pesar de la oferta de las escuelas de literatura en el nivel universitario en la ciudad— salvo la esporádica presencia de algunas reseñas o de los textos de presentación de libros siempre en tono afectuoso. Este déficit desmerece el esfuerzo de los autores dejando a novelas y libros de poemas al vaivén del mercado, a las fobias y filias de cofradías literarias, al ninguneo estereotipado o la exaltación irracional, dejando las explicaciones de la estética en manos de creencias sobre la genialidad o la extravagancia, como hechos artísticos e intelectuales inéditos que surgen por generación espontánea.

Es así que la creación de los autores locales vive inmersa en el paraíso de la creación en su propio Cuarto Propio, en un archipiélago de elogios. Inmune a la crítica pero gozosa con su auto-contemplación, en algunas ocasiones, ante la ausencia de un diálogo con la crítica.

Por momentos, la producción local cede a las tentaciones de una estética del regodeo y del juego de palabras, se deja empapar por la catarata del sentimentalismo como sustituto de la experiencia literaria o vital, sucumbe ante los nombres en otras lenguas y se olvida de las tradiciones en sus lenguas maternas, la traslación inmediata de fórmulas de literaturas en otras lenguas sin digestión ni trasculturación alguna y cuando intuitivamente percibe todo esto reacciona con una incomprensible lucha por incorporarse a la metrópoli, renunciando al provincianismo, anulando cualquier referente existencial, todo ello con códigos de una relojería literaria ya probada.

Quizás esta ausencia de una reflexión y crítica sobre las literaturas locales obedece tanto al ninguneo del proyecto de crear una “opinión pública” tal y como lo demandó Joaquín Fernández de Lizardi en el siglo XIX, lo que al mismo tiempo que afectó tanto la democratización del sector letrado como la del sector político local, porque un sector letrado que no dialoga con la sociedad y sus lectores, está lejos de ayudar a la formación de una opinión pública.

La clase política poblana persiste en las viejas prácticas para mantenerse el poder e inmovilizar cualquier evento democrático, al contrario de los intentos un incipiente sector de la cultura por la inclusión en los circuitos de la cultura nacional: la presencia de novelistas y poetas que escriben desde Puebla y lugares circunvecinos en editoriales nacionales e internacionales; la presencia de nombres de poetas y narradores en antologías; la difusión de revistas dedicadas a la narrativa y a la poesía, es un esfuerzo luminoso para la reconstrucción de una ciudadanía cultural.

El abismo que separa a la clase política poblana del sector intelectual no obedece sino a una lógica: el Príncipe no es Príncipe, el Estado no es Estado, y el poder del Estado se concentra en una sola persona, al margen de instituciones y del pacto federal, bajo la figura del federalismo que nos remite a un universo autárquico, donde se inmuniza de cualquier aire democratizador, ante una sociedad apática, que revela su inconformidad a través de la violencia comunitaria y la migración hacia los Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida.

En los países democráticos la brecha entre el sector letrado y los sectores dirigentes no es tan amplio: es más, son sectores que muchas veces se encuentran traslapados. No que se trate de un intelectual-político o de un intelectual-militante, sino de experiencias concatenadas.

Pero además de esto, la clase política poblana se encuentra desligada de cualquier proceso de modernidad democrática. Ha quedado atrapada entre la necesidad de controlar los procesos de cambio político, inmovilizando cualquier expresión democrática, inhibiendo la pluralidad. Desde el “Estado”, el sector dirigente captura cualquier versión democrática o alternativa del mundo.

La desconexión entre la clase política y el sector intelectual es uno de los resultados del Estado neoliberal y su capitalismo cuatachón, herencia del viejo priismo caciquil, y de la concentración del poder político en el “Jefe Máximo”, ahora “Primer Priista” o “titular del Ejecutivo”, lo que se avizoraba como un proceso para dotar de autonomías a estos dos sectores – lo que no sucedía en la sociedad novohispana con la ciudad escrituraria- ahora no hay ni utopía cristiana, ni proyecto nacionalista y liberal, el Estado es inexistente –no se puede hablar de una crítica del estado- cuando los clanes locales actúan al margen de las instituciones respaldados por la interpretación y ejecución de las leyes a su favor.

Es decir, mientras en la geografía poblana el priismo más rancio se rejuvenece para ser siempre el mismo. No olvidemos las aportaciones generosísimas de la clase política local al imaginario nacional y a sus infiernos: desde las innovaciones verbales del cabroñol y los coscorrones para desincentivar la vida democrática (Mario Marín Torres); la caída del sistema en 1988 para evitar la alternancia política nacionalista y de izquierda en las elecciones del mismo año (Manuel Bartlett Díaz); la mano extendida antes de la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en 1968 (Gustavo Díaz Ordaz), y frente, a los grupos formados bajo las prácticas priistas, compiten los grupos de la derecha: no se trata de promover al Yunque sino de recordar su promoción de una visión del mundo conservadora obstaculizando el reconocimiento de derechos a las mujeres, a la diversidad sexual y a concepciones alternativas, como las recientes negociaciones entre el Yunque y el priismo, para detener la movilización masiva ciudadana que reclamó la salida del gobernador, Mario Marín Torres, luego de la violación de los derechos humanos de la periodista Lydia Cacho Ribeiro, y la ofensiva nacional, en contra, de la discusión sobre la despenalización del aborto y de la eutanasia.

Ya en menor medida, no por su falta de gravedad sino de originalidad, la recreación de los partidos satélites y la pobrísima ciudadanización de los organismos electorales, la precariedad de los órganos de de transparencia, la frivolidad de los órganos de fiscalización y lo acotado del organismo de derechos humanos.

En este pequeño mundo local, la clase política encuentra un símbolo de la división social del trabajo que sin duda fundó toda una tradición intelectual del debate y la polémica que muestra ya cansancio: el abogado. El licenciado del viejo mundo priista del siglo xx se reactualiza con la figura del especialista: ya sea el politólogo o el especialista en políticas públicas egresado de instituciones privadas, ya no es únicamente el Estado el que forma a la clase dirigente sino que por un lado, la avalancha neoliberal y por el otro lado, la vieja demanda de los grupos conservadores, al mismo tiempo que vuelven el proceso educativo una mercancía o la ideologización de sus cuadros desde sus coordenadas, se han impuesto privatizando más que el proceso educativo las mentes.

No es que la política se haya convertido en una ciencia sino que ahora la clase política sustituye la alcurnia y las genealogías con los títulos académicos, es decir, de la ciudad ordenada y de la ciudad letrada ya sólo quedan referencias, la segunda ciudad más importante de la Nueva España es ahora una ciudad desmoralizada y sin proyecto a largo plazo, sin ninguna visión, donde se ahoga cualquier aire democratizador, y su sector letrado ha sido desplazado del círculo del poder, o mejor aún ese sector letrado, atareado en una definición estrechísima de la literatura –apenas como una técnica de la escritura o una aspiración del sentimiento- y no como una teleología, ha renunciado al ejercicio del poder de la escritura: ya sea para desmontar los propios mecanismos del poder, ya sea para ofrecer visiones alternativas, ya sea para desmitificar las simbologías hegemónicas, en suma, para ejercer una crítica de la episteme dominante (o de su clara ausencia) y así crear la opinión pública con la que soñó Fernández de Lizardi, y a la que le dirigió su obra Francisco Xavier Clavijero.

*ensayo escrito para el primer número de la revista Conversa

lunes, septiembre 14, 2009

El principio del orden

El porqué de las vacas sagradas
De la revista de el Clarin este post:

El antropólogo Marvin Harris se preguntó por qué, en la India, las vacas, que podrían paliar la desnutrición y miseria alimentaria de una población muy pobre, son sagradas e intocables.
Por: Marcelo Pisarro



Al antropólogo francés Claude Lévi-Strauss le gustaba decir que cualquier principio de orden es mejor que ningún principio de orden. La mente no tolera un universo desordenado, se resiste a que haya cabos sueltos o cosas que sucedan porque sí. Y como no admite el caos, se lanza a estrechar nexos, entablar vínculos, entretejer acontecimientos que dan pie a nuevas estructuras cognitivas. "La clasificación –escribió Lévi-Strauss en El pensamiento salvaje–, cualquiera que sea, posee una virtud propia por relación a la inexistencia de la clasificación".

Por ejemplo, entre los yakutos del extremo nordeste de Siberia se cree que el pico del pájaro carpintero alivia el dolor de muelas. La cuestión –explicó Lévi-Strauss– no radica en determinar si el pico del pájaro carpintero de veras alivia un dolor de muelas, sino en establecer si es posible que, desde determinado punto de vista, el pico del pájaro carpintero y el diente del hombre "vayan juntos": si agrupando cosas y seres es posible introducir un principio de orden en un universo desordenado.

El más renombrado arqueólogo argentino, Alberto Rex González, anotó en su libro Tiestos dispersos: "Ciencia es un afán estético de orden". Lo es, pero no sólo la ciencia. Al extenderlo al "pensamiento primitivo", Lévi-Strauss quería decir que toda sociedad, en todo momento, está tratando de llevar orden al mundo circundante. Está tratando de juntar picos de pájaros carpinteros y dolores de muela, precisar si pueden "ir juntos".

Una buena manera de forzar un principio de orden es introduciendo vacas en la ecuación. Nunca falla. En un librito muy ameno, Bueno para comer, publicado en 1985, el antropólogo norteamericano Marvin Harris habló del "enigma de la vaca sagrada". Se refería al "más célebre de los hábitos alimenticios irracionales", la prohibición de sacrificar y consumir carne de vaca en la India. En ese país viven 1.150 millones de personas y un 27,5% está por debajo de la línea de pobreza (es decir, más de 316 millones). La India tiene también la mayor población de vacunos del mundo, unos 193 millones de Bos indicus (más unos 78 millones de búfalos). Entre un cuarto y la mitad son animales enfermos, inútiles, desnutridos, que vagan por los campos o que entorpecen el tráfico en las ciudades. A pesar de la necesidad de proteínas, minerales, calorías y vitaminas que padecen, los hindúes se niegan a comer su carne.

La protección de las vacas es uno de los ejes del hinduismo, la religión dominante en la India. Para el hinduismo, todo lo que proviene de una vaca es sagrado (su cuerpo contiene unos 330 millones de dioses y diosas). Ahora bien, tal como Harris se apresuró en aclarar, el enigma no se soluciona diciendo que los hindúes no comen vacas porque son hindúes y los hindúes no comen vacas. "El rechazo de la carne de vaca debido a las creencias hindúes es lo que constituye el enigma, no la respuesta". Las otras grandes religiones no tienen este reparo particular respecto de la carne vacuna. ¿Por qué el hinduismo prohíbe la faena y el consumo de vacas y no de cerdos, camellos o –ya que estamos– pájaros carpinteros? Harris sostuvo que no se trata de un capricho o una decisión arbitraria, sino de un conjunto definido de condicionamientos prácticos. "La religión ha influido en las costumbres dietéticas de la India, pero éstas han influido todavía más sobre la religión". Hecha la ley, hecho el tabú. Y deshecha la historia.

La protección de las vacas no siempre fue algo central en el hinduismo. Durante el período de los vedas (pueblo ganadero que dominó la India septentrional entre 1800 y 800 aC., y al que refieren los primeros textos sagrados hindúes), la carne de vaca se consumía sin compunciones. Pero la población humana creció y la bovina disminuyó, los bosques se redujeron y la provisión de carne comenzó a escasear. Los campesinos pobres enflaquecían, morían desnutridos, mientras que brahmanes y chatrias continuaban engordando. Limitando el consumo de carne y aumentando la explotación agrícola y lechera del ganado, los campesinos podían alimentarse más y mejor. Si los animales consumen cereales, y los hombres consumen esos animales, se pierden nueve de cada diez calorías y cuatro de cada cinco gramos de proteínas. Las vacas eran más valiosas pariendo bueyes que tiraran del arado y no asándose a la parrilla. Pero los brahmanes no estaban interesados en renunciar a sus privilegios alimenticios. Dicen que le explicaron a un sabio brahmán que no debían comerse vacas porque los dioses las dotaron de un gran poder cósmico, a lo cual el sabio brahmán respondió: "No digo que no, pero yo comeré de ella de todas formas siempre que sea tierna".

Hacia el año 600 aC. la población campesina, diezmada por hambrunas, guerras y sequías, se mostraba cada vez más renuente a cualquier sacrificio de ganado, símbolo de las diferencias del sistema de castas. El clima cultural aceleró la aparición de varias religiones contrarias al sacrificio de animales, de las que el budismo fue la primera y más importante. Durante los siguientes novecientos años, hindúes y budistas pelearon por reglamentar el espíritu y el estómago de los indios. Al final ganaron los hindúes, mediante una astuta estrategia: apelmazaron una religión popular con un sistema económico efectivo, abrazaron el principio de no matar ganado y se reconstruyeron como protectores históricos de las vacas sagradas (los grandes festines vedas, argumentaron, eran solamente una expresión figurada, una metáfora). En una economía agraria con baja industrialización, las vacas son más útiles vivas que muertas: proveen leche y bueyes, los cuales proveen fuerza motriz y estiércol (principal abono de la India e importante fuente de energía). El tabú impide que, en una mala época, los hindúes se coman a un animal que es más conveniente mantener vivo.

Esta fue la explicación de Harris. No le faltaron críticos, y en más de una ocasión se señaló su materialismo, su utilitarismo (o su "adaptacionismo", por emplear una expresión del arqueólogo Lewis R. Binford en Buscando el pasado. Descifrando el registro arqueológico). Sin embargo, ejemplifica muy bien esa búsqueda de orden que señalaron Lévi-Strauss y Rex González. También podría revelar por qué en India un hombre puede ser encarcelado por lastimar una vaca, y a la vez, por qué a los 3.600 mataderos habilitados se suman unos 30.000 mataderos ilegales.

"La vida, al cambiar, hace realidades con nuestras fábulas", subrayó el escritor francés Marcel Proust. Quizá quería decir que los sistemas de significados que legitiman las prácticas culturales se naturalizan con el correr del tiempo al punto de borrar sus umbrales empíricos. O quizá quería decir que a la larga terminamos creyéndonos nuestros propios cuentos.

lunes, septiembre 07, 2009

Sin ningún rumbo los festejos del bicentenario: Pedro Ángel Palou

Sin ningún rumbo los festejos del bicentenario: Pedro Ángel Palou

Gravísimo quitar la Colonia y la Conquista de los libros de historia en las primarias, Pedro Ángel Palou criticó la forma en cómo se editaron los nuevos libros de educación básica
El Sol de Puebla
29 de agosto de 2009

por Celina Peña Guzmán



CIUDAD DE MÉXICO.- El ex secretario de Cultura de Puebla, Pedro Ángel Palou, dijo que los festejos del centenario de la Independencia que organizó Porfirio Díaz sí tenían definido un proyecto de nación: "En cada ciudad se iba a inaugurar una obra", pero ahora vemos que no hay rumbo.

El ex rector de la UDLA condenó la mutilación de los libros de historia de primaria, en un país donde la gente sí lee, pero sólo aquellos libros accesibles a su bolsillo.

"Fue un error gravísimo, muy mandado, de quitar la Colonia y la Conquista y la historia de México".

Palou García mostró su descontento con la forma con que en todo el país se desarrollan los preparativos del Festejo de la Independencia de México y el Bicentenario.

Palou, miembro del Sistema Nacional de Creadores, ha dedicado el último lustro a una trilogía dedicada a personajes históricos, rastreado documentos, cartas, y actas en archivos, sobre Zapata, Morelos. Morir es nada y Cuauhtémoc. La defensa del Quinto Sol.

Pero en su última novela, "El Dinero del Diablo", Palou da un giro hacia la novela policiaca, a partir de una investigación minuciosa en fuentes documentales, para exponer la historia oculta del Vaticano.

(http://www.oem.com.mx/elsoldepuebla/notas/n1304370.htm )

Rabia, la novela de Jaime Mesa


"Foster es rabia, hartazgo y enojo, pero contenido"



A un año de haberse publicado, el autor sentía esa historia como muy muerta, que han pasado ya cinco años desde que la escribió, y que poco quiere recordar de ella. "Ya no pienso en ella, miro a veces el lomo, la portada, pero no la recuerdo, de hecho de alguna manera presentar esta novela es como regresar a un mal momento, que me robó dos años de mi vida, pues yo viví en función de la novela".

http://www.oem.com.mx/elsoldepuebla/notas/n1302462.htm

"Foster es rabia, hartazgo y enojo, pero contenido; es impotencia, y eso es complicado, porque cuando vemos violencia en las calles la podemos controlar; pero cuando hay rabia contenida no podemos, vemos gente como nosotros con una vida cotidiana común, y si la rabia le gana, puede hacer lo que Foster hizo en el estadio. Cómo nos protegemos de alguien así, si no lo conocemos".

viernes, septiembre 04, 2009

Paul Auster

El Autor estadounidense Paul Auster ha afirmado esta tarde en Oviedo, donde recibirá el viernes el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2006, que "la única forma" de escribir novelas es hacerlo desde "la libertad absoluta" y ha considerado que ponerse límites a la hora de narrar una historia o crear un personaje por temor a molestar a determinados colectivos supone para el escritor "no hacer su labor". "Si te pones a pensar que puedes ofender a alguien estás traicionando a la literatura", ha dicho el autor de Leviatán.
El Pais

domingo, julio 19, 2009

Los poetas de la indigencia

Poetas como profetas desnudos, enmudecieron, han sido declarados indigentes: no limpiaron sus bocas. La poesía no es una indigencia que canta. Algo llega, ilocalizable, nos mueve y luego nos abandona su única huella es la escritura. Esto es la versión moderna del arrebato. No un modus vivendi sino un modus operandi del habla. El habla que nos habla deja como huella la escritura. Se despoja de sí misma en su llegar al mundo: esa huella del habla es la historia pero su acontecimiento no está en la escritura sino en el descubrirme cara a cara con los rostros que me (nos) interpelan, nos salen al encuentro, y no hay escritura posible que delimite o frene estos encuentros.

hola

Hola. Vamos a hablar del cuadro de oposición.