jueves, diciembre 15, 2005

1. Mañana es la ceremonia de entrega de diplomas de la Generación de Otoño de la Fundación Prensa y Democracia. Es decir, esta beca ya se acabó. El aterrizaje a la realidad será un choque brusco después de encontrarse en esta isla intelectual en un breve sabático de seis meses. De ahora en adelante hay que preocuparse porque todo lo aprendido en esta experiencia formativa no se desvanezca bajo la apremiante rutina periodística de Puebla.
Sin duda, hay como una especie de brecha informativa, entre las prácticas de la cultura periodística en Puebla con las reflexiones y talleres que se celebraron los últimos cinco meses en la Fundación Prensa y Democracia.
El aterrizaje de todos estos contenidos a una realidad como la de los medios poblanos representa otro tipo de experiencia, una experiencia que tiene mucho de tolerancia y de paciencia. Esto es un poco como lo que dice el filósofo norteamericano Richard Rorty cuando habla sobre los cambios graduales a las instituciones académicas y políticas norteamericanas frente a los deseos de los revolucionarios por modificar estas instituciones. Una perspectiva gradualista que modifique las percepciones hegemónicas, es a largo plazo, una opción dentro de esquemas de asimetría en el desarrollo democrático y político del país.
Lo que me parece es que en esta perspectiva se abren como una serie de nuevos proyectos. Todos ellos que surgen a raíz de la experiencia Prende.

2. En este apartado repito lo que dije hoy por la mañana en la reunión que sostuvimos los becarios con Pepe y Cecilia.
En primer lugar, insisto en el tema de aclarar estos dos grandes carriles metodológicos y curriculares sobre los que creo que deben funcionar los talleres y seminarios de la Fundación PRENDE para futuras generaciones. Por un lado, el aspecto técnico-formativo, que es hacia donde se generaron la mayoría de las actividades. Este aspecto contribuye al profesionalismo de los periodistas, sin embargo, se queda cojo el programa cuando sólo se incluye este perfil. Por lo que también se requiere contar con un espacio de reflexión sobre la tarea periodística. Esta es una condición necesaria para que las actividades técnico-formativas posean un sentido y se integren. Ante todo no hay que perder de vista, y esto me parece que se perdió de vista durante este semestre, en que ante todo el periodismo es una actividad política, en un sentido restingido del concepto. Si bien es cierto que la profesionalización y el denominado periodismo de calidad inciden en los mecanismos de construcción de los valores democráticos, también es cierto, que uno de los rasgos fundamentales de las actividades de la Fundación debe tender a desactivar, desmantelar, evidenciar, poner entre paréntesis y deconstruir aquellas prácticas periodísticas viciadas y que más que construir una sociedad informada perpetuan la agenda de los actores políticos hegemónicos.
Me parece que los momentos más ricos de la experiencia Prende surgieron precisamente cuando se puso en tela de juicio los valores periodísticos aceptados automáticamente. Esto generó incomodidad. Incomodidad que ciertamente algunos de nuestros compañeros becarios ubicaron más bien en la pedagogía del ponente que en el propio sentimiento de incomodidad que generó poner en evidencia las practicas periodísticas hegemónicas.
Cito el caso del taller de Marco Morales donde se cuestionó el valor de los medios tradicionales frente a las tecnologías emergentes como los blogs. O casi al final del semestre, el taller de Insyde que cuestionó el papel del periodista como transcriptor o amanuense del funcionario en turno....

3.

miércoles, diciembre 07, 2005

Sobre el Arte de la Fuga(2)


Ahora que estoy releyendo El arte de la fuga me fijo en la fecha en que están escritos los textos. La mayoría son de los años 1993 a 1996, en los años en que Pitol había regresado de su estancia de 28 años en Europa del Este, inmediatamente a su regreso estuvo viviendo en Coyoacán, cerca de la Plaza de la Conchita. Pero a mediados de 1993 se mudó a una casa en el centro de Xalapa, escondida en un callejón, desde afuera se ven los libreros atestados de cosas en ruso, cuando el gordo Alcaraz, musicólogo y profesor del CUT, supo de la mudanza de Pitol puso el grito en el cielo: ¿cómo era que Pitol se iba a vivir a la provincia?

En el 92 el gobierno del estado de Veracruz trasladó un día los poderes a la ciudad de Córdoba, donde en esos tiempos yo vivía. Ahí apareció un Sergio Pitol sigiloso, invitado por el gobernador, a la inauguración de una exposición del recién fallecido Arnold Belkin. Mi amigo Gustavo Ortiz y yo platicamos con el “escritor” un rato. Y hasta le hice una entrevista con la grabadora de Gustavo, digamos que mi primera entrevista, que un año después ocupamos en la extinta revista cordobesa La Ultima.
Creo que el 94 Pitol dio una plática en un salón del museo de Córdoba, un día entre semana por la tarde, me imagino que de mayo o abril, porque hacía mucho calor. Estuvimos los mismos de siempre, los “pasto verdianos” y los incipientes últimos. En algún momento dentro de los siguientes seis meses pude visitarlo en su casa de Xalapa, le conté la idea de una novela que preparaba —bien a bien nunca supe por qué estaba sentado ahí frente al novelista —, el atrevimiento ahora que lo veo me parece atroz, pero en esas fechas me aventure a confesar el proyecto. Lo distinguido del asunto fue que Pitol se encarreró platicándome cómo construía sus historias, habló de lo importante que era el lenguaje, ese humus de donde surgía todo, de dejarse llevar hasta quedar sumergido en la vida de los personajes, anotar cada detalle, la comida que les gusta, su tono de voz, por momentos la pasión con la que el escritor relataba su propia experiencia de construcción de una novela lo rebasó. Pero ahora, que releo el Arte de la Fuga encuentro en el ensayo “El oscuro hermano gemelo”, dedicado a Enrique-Vila Matas, las ideas que vertebran esa emoción, ese gesto secreto al que el novelista se entrega voluntariamente pero del que ya no puede escapar, y es entonces, que la novela se construye día a día, entre los pliegues del lenguaje, apareciendo un detalle aquí, otro detalle acá, hasta que violentamente un día cuando el novelista se percata encuentra a su alrededor, sí a esa señora de modales perfumados los rasgos que ha venido atesorando con sigilo y paciencia mientras construye, sueña y vive su proyecto de novela.

Sobre el Arte de la Fuga

Hoy voy a regresar a esa cafetería que está a la vuelta del Metro Polanco para comprar un par de revistas: Cahiers du cinema, el número de noviembre, dedicado al cineasta canadiense David Cronenberg, y la versión de Scientific American Mind. En un rápido vistazo a la librería no hallé otra cosa. ¿Alguien sabe donde encuentro Magazine Littéraire aquí en el DF?

“¡Que cebo de mono!”, frase norteña acuñada por la Huerquilla.

Ayer por la tarde me quedé dormido en el sofá de la fundación, Juan Carlos y yo hicimos un coro de ronquidos después de que fuimos con Iván y Daniel a las quesadillas de los girasoles. Eso está a unos cinco minutos de la Ibero, antes de llegar al pueblito de Santa Fé. Por la mañana estuve posteando en mi blog. Y ya en pleno fin de semestre se fue la luz en la Ibero. Cuando me desperté ya eran las seis de la tarde por lo que no pude llegar a la conferencia de Pitol en el Centro Cultural Universitario. A esa hora el tránsito es impenetrable. Es así que en el aventón de Iván aparecí en el Metro Polanco.

Vivimos una época de relevo generacional. Eso explica muy fácilmente porque el grupo del “crack” ha tomado la estafeta que hace un par de años le cedió Carlos Fuentes al novelista Pedro Ángel Palou, y hace unas semanas se presentó en la UDLA la revista Revuelta, en un eterno retorno del grupo Vuelta versión “crack”.

Le prometí a Jaime Torreblanca, coeditor del periódico poblano Intolerancia, mandarle un texto sobre Sergio Pitol quien ganó el Premio Cervantes la semana pasada. Es miércoles y es el día en que no lo escribo. Es por eso que cuando miré en el Universal que Pitol daba una conferencia sobre Cervantes encontré una excusa perfecta para darle la vuelta al texto.



martes, diciembre 06, 2005






Me encontré en el puesto de Doña Mago el número más reciente de la revista Caja Negra, correspondiente a enero-junio del 2005. La revista tiene un dossier especial que revisa las definiciones de Foucault sobre el poder.
Y en la parte general aparece publicada una entrevista con el filósofo argentino Oscar del Barco que hace unos 20 años vivió en Puebla y daba clases en la UAP. La entrevista del filósofo es sobre Nietzche. Ahí, a pregunta expresa sobre si la modernidad y la postmodernidad son practicamente lo mismo del Barco responde: "Son formas distintas del mismo movimiento histórico(...) si el crítico de la modernidad no logra desligarse vitalmente de lo moderno, sigue perteneciendo a la postmodernidad aunque se exprese como posmoderno. "
El director de la revista Miguel Angel Rodríguez dice que ya está listo el número 6 de Caja Negra sólo que no han bajado los recursos.

Otra de las cosas que dice del Barco sobre cómo se quiere someter el pensamiento de Nietzche es lo siguiente: "Ante todo se quiere quitarle su carga destructiva de los valores existentes y de convertirlo en una suerte de profesor universitario: en lugar del superhombre se nos presenta el profesor universitario..."

El periplo de regreso

El periplo de regreso a Puebla fue brumoso. Yo me desperté a las seis de la mañana, o algo así, después de una noche amorosa que incluyo un vaso de chocolate en una peña llamada “Los Jarritos” donde un fulano mitigaba sus penas cantando los clásicos de la trova y confundía los sones con los huapangos. A esas horas intenté escribir un par de poemas en la laptop a partir de un par de palabras muy nerudianas como “pluvial” y “cascadas”. Después regresé a la cama hasta mimetizarme en un cobertor celinesco.
Tomé del librero el Camino de Campo de Martin Heiddeger. Más bien fue un acto reflejo del tourcito de fin de semana que Celina y yo hicimos al pueblo totonaca de Cuetzalan. No quiero presumir nada ni volverme imprescindible sólo sé que en algún momento de la mañana del sábado en Cuetzalan supe que había dos modos de caminar por sus calles: con botas, tal y como lo hice hace año y medio cuando me mandaron a cubrir el rescate de unos espeleobuzos ingleses, o con guaraches, tal y como fui el sábado. Ahora, dice Celina, tengo más guaraches que pares de zapatos, así estoy en un contacto más cercano con la tierra. Pero el sábado sentí las piedras de las cercas y tuve tiempo para saber como todavía están vivas, como todo en ese pueblo todavía está vivo y muy cercano a la tierra.
...

Hice una analogía tonta sobre Cuetzalan, Huatusco y sus alrededores, sólo así se puede hacer filosofía, en lugares que son como la estructura de una argumentación en la falda de un cerro, con los caminos perdiénedose para luego encontrarse, mirando sólo de lejos el destino, pero sin conocer, a menos que uno los camine hacia donde llegan sus calles. Cuetzalan es un argumento filosófico, sus callejones son esos nudos de los que nos hablan las Investigaciones Filosóficas. Pero esos caminos no son las calles amplias de algún boulevard citadino donde una larga fila de coches desemboca en alguna avenida importante o nos lleva a un paso a desnivel. No. De eso no se trata. Hay algo positivo en la velocidad del automovilista, puede llegar rápido a su oficina donde lo espera su punto de engorda para tener un mac-job del que nunca buscará un anti-sabático, pero eso no permite pensar, es decir, pensar con los pies y la respiración, pensar con todo el cuerpo, pensar sabiendo que la piedra es piedra y la estrella, como dijera Ernesto Cardenal, nos recuerda que somos "polvo de estrella".
Feliz cumpleaños

Me cantaron las mañanitas en guaraní y portugués y anoche en Casa de Judith en polaco. También me cantaron las mañanitas al estilo sudamericano con la frase "que los cúmpla feliz"
Realmente, esto fue muy chido. Me siento un cumpleañero internacional.
La verdad es que la pasé muy bien en mi cumpleaños. Llegué gad a la edad de las ilusiones. Nunca me lo hubiera imaginado. Hago un recuento y ya estoy aquí como un puro regalo. El viernes saliendo de clases me fui a ver a la muñe a Cuetzalan. Eso es a unas cinco o seis horas de la capital. El pueblito es encantador. Muñe tenía que estar en un foro de educación intercultural, algo muy extraño, fue un rollo en al que asistieron varios investigadores y profes de Guatemala, Honduras, Perú y Brasil. El chiste es que muy al estilo muñe, muñe terminé, el sábado de relator en una de las mesas de trabajo, y ya en el colmo de lo imposible aparecí traduciendo la conferencia de una ponente de Brasil sobre los avances de la educación indígena.
En la tarde del sábado Muñe, muñe, ya le había dicho a medio mundo que yo cumplía años y fue así como en la noche cuando ibamos de excursión en unos camiones de redilas, ya habíamos visitado la zona antropológica de Yohualichan, fue así que muñe pidió que me cantaran las mañanitas. Me cantaron las mañanitas en portugués y en guaraní. Así como en la versión argentina.

miércoles, noviembre 16, 2005

Mi lista

El habla.
La óptica.
La creencia.
Vibración y ondas.
Las espinas del pescado.
El café barato de 5 pesos.
El libro.
Basta.
Un beso de calamar gigante.
Contar hasta 10.
Siempre pierdo los lentes.

Sin Piedad

Si bien no había podido conciliar el sueño, todos esos papeles sobre el escritorio, el librero con su desorden brutal, mostrando esos proyectos abortados de lectura, los correos electrónicos almacenados en una vieja cuenta que databan de los últimos cuatro años, ¿de qué se trataba todo eso? Era ya una pregunta incisiva. Se había vuelto un dardo para su conciencia semejante a la piedra que golpea la superficie en una alberca repleta de agua. Poco podía hacerse con eso y devolverle a su vida una nueva lectura del mundo.
¿Para quién escribimos? Qué sucede con todo esto. ¿En algún mundo posible habrá un escucha para esta escritura? El no sabía porque pero de pronto entre los libros sacó una hoja doblada de papel, una carta que ahora regresaba con su mensaje.
Pero era eso lo que él quería decir. Era exactamente el tipo de preguntas a las que había que rehuir y dejar de lado. No se podía responder a todo. Había que dejar tal y como lo proponía el filósofo vienés dejar las cosas tal y cómo estaban, darse cuenta que los problemas (es decir, la materia prima de las preguntas) no eran más que usos ilegítimos del lenguaje. Así que cuando hacía preguntas lo  único que hacía era violar las normas de los juegos del lenguaje, saltar precipitadamente de uno a otro sin restricciones, pongámoslo de otro modo, ahora que el tiempo se agota, en el preciso instante en el que dejaba de ser el mismo para volverse otra cosa, cualquier otra cosa, una cosa sin dignidad y vana, eso es una hipótesis irracional y brutal, Dios quiera que todo siga fluyendo, que no pueda detenerse en estas palabras, que evite, hasta donde sea posible, regresar al estado primario de los últimos días.
Por eso nadie osaba oponerse a esta escritura. Por eso nadie impedía que las palabras se salieran del cauce preconcebido de la historia.  

martes, noviembre 15, 2005

Sometido a tal presion

Sometido a tal presión se había negado a escribir. Conforme transcurría la tarde una sensación se apropiaba de él. No era esa transformación de las sombras que volvía mortecina la luz de la tarde como relataban las narraciones clásicas. Al contrario de las descripciones noveladas se trataba de una luz muy vívida, que ciertamente aplanaba a las sombras una vez que se alejaba pero que cuando retornaba lo hacía con una entrega pasional, pérfida, cruenta, una revuelta vil y rabiosa.
Conforme pasaban los minutos ( ya eran casi las cinco de la tarde) vivía una nueva sensación que ponía en jaque su experiencia cotidiana. Si quería hacer con esas tardes vacías algún momento satisfactorio tenía que asumirse como otro. Sólo así, sólo de ese modo haría lo suficientemente vivible el tiempo que le quedaba en la ciudad.  Sólo si quería, por decirlo así, dotar de un sentido a las cosas necesitaba adoptar otro papel y sentirse un escritor. Esa ficción le parecía pretenciosa y absurda. El sabía que era otra cosa, cualquier otra cosa, un tecleador, un perdedor perpetuo en un mundo de triunfadores, un conjunto de hábitos desorientados, un mal guía de turistas, un pésimo escucha, un terapeuta parco pero al mismo tiempo desmedido que podía asolar a su cliente con una frase lapidaria. Por eso le resultó insoportable perderse unos momentos en la biblioteca, jalar como de golpe un par de libros sobre filósofos racionalistas —como el Leibniz de Russell y una cosa extravagante de Hillary Putnam en contra del funcionalismo — en los estantes de la sección de filosofía y luego completar su merodeo con unos libros del escritor y una colección de cartas de Rosa Chacel.  Por unos momentos se perdió en los párrafos de los cuentos del escritor que lo mismo relataba sus desvaríos por la fiebre al llegar a Varsovia que los mitos familiares a los que se encontraba en el Viejo Continente al confundir a una anciana con su abuela (o más que confundirla a encontrarla) y ahí en esos cuentos —que el escritor encontraba nubiles y como la sustancia primaria de sus ulteriores experiencias con el lenguaje, tendría unos 26 años y a los 38 su obra era parca como la ciudad de México en la que habitaba— resplandecía algo por rescatar. Algunas vetas inexploradas en el subsuelo del lenguaje, historias potenciales, caminos no hollados por la prisa con la que el escritor quería transformar su lenguaje en una experiencia psicológica y luego, como si se percatara de esta lindeza, volviera sobre sus pasos para movilizar el lenguaje en otra ruta, ya fuera la de la imaginación desmedida o la de los retratos de carácter con cierto vuelvo profano, con intentos tenaces por eliminar esas porosidades que retenían el fluir de los ambientes, la tensión de las atmósferas o esos recovecos donde —él ahora que lo pensaba— se escondían yacimientos puros del lenguaje y la historia.



(aquí va la parte de Monsiváis)

De nueva cuenta


Al recibir la convocatoria en su correo electrónico no supo qué hacer. Había clausurado todas sus expectativas. Se había cerrado a todas las experiencias posibles que moldearan una nueva forma de ser pero sintió que de ahora en adelante le quedaba sólo merodear en esas fisuras por las que podía asomarse algo, algo inesperado y lo suficientemente fuerte para impulsar de nueva cuenta algún mundo posible que delimitara alguna otra zona del lenguaje jamás experimentado o que por lo menos le devolviera esa experiencia limítrofe donde el habla abandona su familiaridad para volverse una serpiente inhóspita.
Pero regresando a la idea central. No podía contar una historia. Una historia pura e inteligible, una narración lineal dónde sucediera lo que tiene qué suceder en toda historia y desembocara en un desenlace súbito que cumpliera las normas de toda historia con un nudo y una presentación, hasta que golpeara al lector con un knock-out contundente, atroz e inmisericorde. Ninguna piedad era posible para el lector, había que dejarlo sangrando con los huesos de la nariz rotos, con el conocimiento perdido, desfalleciente, convulso, con la carne suelta, pensó mientras se sentía una sanguijuela enfebrecida, triturada entre los pasajeros del Metro en la estación San Lázaro a las 9:20 de la mañana o fulminada por un relámpago una noche lluviosa de Córdoba, pero bastaba demostrar cuan ajenas eran estas comparaciones a lo que en realidad sucedía a su alrededor para percatarse de lo ruin de esta imaginación torpe y balbuceante.
De nueva cuenta se había alejado de su objetivo principal, digámoslo así, había abortado la esencia de su proyecto para dirigirse hacia esa otra orilla donde, paso a paso, se extinguían sus esperanzas por lograr una historia, había optado, sino fríamente si por lo menos con esa agudeza sofista de la esquizofrenia, por merodear por otros juegos del lenguaje,  por desbordar el cauce rectilíneo de las bien formadas fórmulas para construir una historia, y necesitaba ahora vaciar ese cuerpo fangoso, ese animal torpe y jamás domesticado, ese cauce que lo ofuscaba, y que por economía denominaría ahora “pensamiento”, imágenes borrosas, estrofas de canciones, fragmentos de video-clips, títulos de películas en inglés, alguna postal de su infancia, los síntomas de alguna preocupación que buscaba enrollarse hasta volverse para colmo algo real, tonadillas y fórmulas matemáticas pero si todo esto lo arropaba, lo envolvía, lo hacía suyo, era urgente encontrar un método para escaparse de esa lápida de imágenes que regresaban una y otra vez para ahogarlo.
Una vez más no tenía escapatoria. Por eso no había podido dormir. ¡Qué explicación tan simplista! ¿No era acaso eso lo que le angustió una vez que abandonó la casa esta mañana cuando aún los coches llevaban prendidos sus faros y le llevó diez minutos encontrar un taxi que lo condujera a la central? Pero la ciudad a esa hora se volvía difusa. La gente corría como loca, los camiones rumbo a la central de autobuses estaban llenos y una vez que alcanzó a tomar un taxi el camino se volvió una competencia de carreras, más aún cuando llegó a la ciudad y abordó otro taxi que se metía entre los traileres como un Flash Gordon  enano y deforme perdido en un desfile en Lilliput.  Pero esa era y no otra la manera de abordar una historia, esa era una manera de difuminar lo que había sentido, era un mecanismo de eludir la contundencia de una narración, de obstaculizar la estructura transparente de la historia.





Una santa prueba para demostrar tu inexistencia. Que eres una falsedad histórica siempre lo he sabido, que no eres más que una ficción maldita, un esperpento lingüístico no me cabe la menor duda. De qué eres una sombra titiritando en la pared, que camina sobre el jardín de la casa es algo irrefutable, más certero que una verdad necesaria, más cierto que cualquier cosa en los mundos posibles, creíste que eras una prueba de la existencia de lo divino, que tu vida misma era como una epifanía y por eso te las arreglaste para vivir de la manera más perfecta pero has mentido.



viernes, noviembre 11, 2005


Los nunk Muerta cumplen años. Presentan nuevo disco.
A 40 años de Farabeuf

1. Cito por irreverencia fetal: "Todo efecto de escritura permite siempre un motivo psicológico". Eso lo pude corroborar anoche durante el homenaje a la publicación de Farabeuf cuya primera edición fue lanzada en 1965. El homenaje se llevó a cabo en la librería del Fondo de Cultura Económica ubicada en Miguel Ángel de Quevedo en el DF.

2. José de la Colina habló de los origenes anecdóticos de Farabeuf. Dice de la Colina que en una de las reuniones de su cineclub llevó un libro de Bataille en francés cuya portada era la foto de un moribundo. Elizondo quedó impactado por la fotografía y ahí empezó la historia del doctor Farabeuf.

3. Salvador Elizondo rechaza la versión del autor de la Tumba India. Dice Elizondo que él visitó un bazar en Pekín y que ahí miró la fotografía del desahuciado.

4. Ana María Gomis, otra de las presentadoras, habló del erotismo en la escritura de Farabeuf. No recuerdo bien a bien sus palabras, Gomis, desde luego no se refirió a la escritura como erotismo sino más bien a los lugares donde se hace visibles pasajes eróticos en el texto de Elizondo, principalmente a través de sus descripciones del la tortura de Fu-Chu Li.

5. Paulina Lavista, esposa del escritor, habló de la metodología de escritura de Elizondo: "Elizondo daba vueltas en la sala, por eso teníamos que cambiar la alfombra, hasta que finalmente decía lo tengo y se sentaba a escribir." La fotográfa relata que su esposo nunca corregía, escribía del modo como lo hacen algunos pintores, totalmente en vivo, sin que hubiera una diferencia entre el borrador y el producto final.

6. Salvador Elizondo no pudo estar en la presentación. Dijo Paulina Lavista que bajo las condiciones actuales (se sometió a una cirugía muy peligroso pues al parecer está enfermo de cáncer) a Elizondo no le gusta presentarse en público. Reaccio a las entrevistas concedió algunas en la víspera del homenaje. Hasta se dejo tomar fotografías. Su esposa leyó una carta del escritor.

jueves, noviembre 10, 2005

Nati Rigonni presenta su nuevo libro. Se llama Loterías. La presentación se llevará a cabo el próximo 2 de diciembre en el Museo de Arte de la ciudad de Orizaba a las 6 de la tarde.
Vagamente te comprendo. Vagamente puedo saber aquello que te hace ser eso que has escrito a diferencia de tí -lo escrito al respecto en tu experiencia fenomenológica de la inconclusión me parece un mal ejemplo, rudimentario, primario, biológico y muy terrestre, es como el sol, en su golpeteo efímero del pasto de tu jardín. ¿Alguna vez en lugar de lamentarte, como haces tan seguido y con un cinismo, diríamos lo menos ejemplar, y con una soberbia atenta, te has puesto a caminar con los pies desnudos por el jardín? Lo dudo. De todo lo que has descrito encuentro sólo un par de sensaciones. Eres una persona que cree, duda, sabe, siente, percibe pero además camina, corre, huele, hace el amor y puede seguir corriendo al día siguiente, puede perderse en las callejuelas de la ciudad y luego devolverle a si mismo con sus pasos agitados un poco de vida a su recorrido, pero singularmente, quiero decirte, sin ánimo de crear una interlocución falsa o enigmática, te niegas a sentir, te niegas a saber qué sientes o a definirte por el haz de sensaciones a las que puedes abrirte. Es como si te creyeras inmortal. Es como si desearas ser un alma que ha escapado del cielo para encarnarse en un cuerpo humano. Te sientes un humanoide por eso te conduces con simpatía cuando ocupas tu computadora para escribir esos fragmentos, de los que en un principio te jactabas porque, decías tú, le permitían al lector imaginarse los vericuetos de la historia, porque jurabas que solamente Dios en su omnipotencia podía ser el novelista con los finales perfectos de las historias. Peor aún para tí la perfección le pertenece a la muerte y sólo los vivos escriben las historias de los muertos.
Hay veces en que no es así que el relámpago lo guíe todo. Hay días, como hoy, en que todo se precipita vagamente a lo no-dicho, a lo cerebralmente oscuro, aunque trato de colocar en orden mis ideas choco con un sinsentido, con una sinrazón que se agazapa en las fisuras de las palabras para impedir decir todo aquello que puede ser dicho. Entre todas estas estas sensaciones hay algunas que me inundan y me entretienen. No tengo la fortuna para escribir una historia. Mi historia. Porque cada vez que me acerco a las palabras, es decir, cada vez que me siento con la energía para vertir este monólogo interior que me asfixia en una hoja en blanco me enfrento a un proceso psicológico que arroja inexorablemente las mismas consecuencias.
He soñado con tantas historias. Tantas como días puede contar mi edad que corre hoy en la friolera de los 35 años. Esclavo de esta imposibilidad, siervo maldito y sin escapatoria he hurgado lo mismo en los desvanes, en los closets de la casa de mis padres, en la intrincada superficie de mis discos duros para darme cuenta que cualquier historia que inicio siempre la dejo inconclusa. Dios tiene palabras de castigo para tales acciones. En el libro del Apocalipsis las escrituras relatan como Dios vomita a los tibios, y quienes son estos tibios sino nosotros los que iniciamos cualquier cosas pero somos incapaces de terminarlo. No hay mayor castigo para nosotros que vivir con esta zozobra, con este aguijón en la carne, con este sabernos inconclusos y como parte de nuestra naturaleza humana imposibles de concluir aquello que iniciamos.
Para no ir tan lejos. Para no ir demasiado lejos sólo he podido hojear las novelas que me aguardan sobre mi escritorio. Pero eso sí, aunque no he podido terminar de leerlas me he quedado seco, como si ya hubiera sido maldecido por el relato de la higuera estéril me impulsa una rabieta por prender mi computadora, crear un nuevo documento de Word y lanzarme a escribir. Pero una vez que elijo el tipo de letra para mi relato y anoto un par de palabras, palabras frías y mesuradas, signos rabiosos de tanto esperarme, angustias hecha letra desde el fondo de mi corazón hueco, los dedos se me entorpecen hasta que hallo en la ventana de mi cuarto una feliz escena por la cual me abandono.

miércoles, noviembre 09, 2005

Ahora prepara su regreso a casa, entre el cansancio y la dispersión. También ha descubierto que eso sucede a su alrededor, es decir, en él mismo, corre por sus pies un frío intenso que se filtra en la planta de sus pies y recorre todo su cuerpo.
Como parte de este conocimiento descubre que es imposible darle una estructura a todo esto que le está sucediendo.
Ahora podría decirse (mientras fisgonea en sus cuentas de correo electrónico y abre las mismas ventanas de siempre a los viejos sitios en la red) que no tiene nada qué decir. Sólo se repite él mismo. Repetición tras repetición. Es imposible que cuente una historia, que le dé y precisamente eso es lo que busca, una forma a todo lo que aparece a su alrededor. En los últimos años, a contracorriente de esta sensación por escribir esa historia, se ha dedicado al periodismo, es decir, a contar historias que no son suyas y en ese ir y venir que es la escritura de los diarios se ha dado cuenta, tal y cómo se lo ha dicho un amigo suyo, un poeta, que sólo ha recorrido con suerte el desfiladero de la nota.
No hay más futuro que ese, piensa él. La sentencia que lo vuelve un equilibrista con buena fortuna.

El se confía de su cercanía con las palabras.
El cree que ellas están para servirlo y servirle el desayuno.
El cree que las palabras, que ellas, son como un control remoto.

El único objeto de todo lo que él hace es esa escritura enfangada, esa dolencia dúctil que lo hizo hoy por la mañana hojear los salmos de su Biblia, se quedó un momento sumido en aquellas palabras que brillaron pero sin duda se negó a cualquier otro experimento como regresar a una iglesia, a pesar de que ayer por la tarde, después de una conferencia en la universidad fue a un concierto de un grupo llamado Fusión en la iglesia Anglicana de San Jorge en San Jerónimo, muy cerca de la universidad, sólo había que pasar un puente peatonal y mirar bajo sus pies el tránsito intenso de coches a las 7 de la noche. Lo más notable de ese periplo religioso fue una comparación entre los chavos del grupo de rock —bastante estridencia para la antigua doctrina anglicana y para los himnarios — y algunos recuerdos sobre la liturgia católica. Los chavos le parecieron bastante conservadores. Cantaron covers, algunas canciones de Marcos Witt, y al final les escuchó algo experimental. La batería le pareció torpe poco imaginativa, demasiado apolínea. En lugar de vocalista en la rola final un güerito, alto y fornido como basquetbolista o marinero de película jolibudense, subió con un tubo de madera de casi dos metros. Parecía que era como esa especie de cuerno como los que ocupan los cristianos de los grupos neo-pentecosteses. Había poca gente sentada en las bancas. Entonces recordó Horeb y Emmanuel.
La imagen del mundo en la que prevalecía un punto de vista supremo, un decurso necesario, global; un relato hegemónico, referencial y unitario ha dejado el sitio supuestamente a la dinámica emergencia de imágenes del mundo al estilo de un videoclip, a un infinito número de puntos de vista y perspectivas en hypermedia, a un conjunto cambiante de relatos y de juegos del lenguaje donde las subculturas y las minorías pueden hacerse visibles a través de las tecnologías de la información en tiempo real.
Es así, creen confiadamente algunos autores, que la Historia ha dejado su lugar a los mass media, que por si solas las nuevas tecnologías de la información democratizan a las sociedades y que estos mass media son la condición necesaria para que aparezcan estos relatos emergentes alternativos, en una nueva sensación de optimismo parecida a la de los utopistas revolucionarios de la última mitad del siglo XX en América Latina.
Deslumbrados por la novedad histórica de esta experiencia autores como Gianni Vattimo difunden el credo mediático al decir que estos media han desencializado a la Historia, corroyéndola para permitirnos acercarnos a una multitud de relatos a través de las nuevas tecnologías de la información. A su vez el filósofo italiano defiende en Nihilismo y Emancipación (2003) a los mass media de las críticas que le hace Adorno sobre cómo uniformizan a la cultura colectiva:
La tecnología de la información desmiente las simplistas y apocalípticas previsiones de Adorno: es verdad que, por un lado, los mass media tienden a crear homologación y uniformidad en la cultura colectiva, pero es claramente visible también el fenómeno opuesto: precisamente en la sociedad en la que es más alto y está más extendido el poder de penetración de los medios de comunicación, minorías y subculturas de todo tipo adquieren visibilidades, aunque sólo sea para responder a las exigencias del mercado, que continuamente necesita contenidos inéditos, novedades.
Después de leer la cita anterior me queda en claro una cosa. Tan simplistas son las previsiones apocalípticas de Adorno sobre la homologación de los mass media que el optimismo desmedido de Vattimo sobre cómo las minorías y las subculturas reciben visibilidad gracias a los mass media. Quizás en el fondo las diferencias entre Adorno y Vattimo no son teóricas sino empíricas. Especulo que lo que sucede es que Adorno miraba televisión abierta y en especial se quedó con la Televisa de los años del noticiario “24 horas” de Jacobo Zabludowski, con la barra infantil del canal 5 y el Tio Gamboín, con los programas de concurso nocturnos del “Canal de las Estrellas”, o con la épica nacional que fueron esos melodramas como “Rosa Salvaje” y “Los Ricos También Lloran”.
En esa lógica argumentativa, también especulo que la televisión de la que habla Vattimo debe ser como una rara combinación pero real en alguno de los mundos posibles donde la calidad de producción del “E! Entertainment” se combina con los temas de los programas de la BBC de Londres o con los intereses de alguna serie cultural del Canal 22.
Es decir, en realidad Vattimo contrató un servicio de televisión de paga y las series de televisión que mira el filósofo italiano tienen el rating más bajo y no necesitan competir porque son subsidiadas por el Estado.
En la parte final de la cita vattimaniana el filósofo intenta matizar su postura aceptando que si bien es cierta esta visibilidad de las minorías y de las subculturas en sociedades con alto grado de tecnologías de la información, esta visibilidad surge por motivos comerciales: “aunque sólo sea para responder a las exigencias del mercado, que continuamente necesita contenidos inéditos, novedades.”
Esta es sin duda, la parte más lúcida porque convierte un lugar común y un dato intuitivo en la especie de corolario de su ataque en contra de lo que Vattimo denomina el simplismo de Adorno. Es decir, la aceptación de que es el mercado el que hambriento por contenidos “inéditos y novedosos” impulsa a los mass media a darle visibilidad a estas subculturas y minorías.
Gracias a la retórica del filósofo italiano nos quiere hacer tragar el síntoma por la causa. Si es en las sociedades con mayor desarrollo tecnológico en información donde se hacen más visibles estos relatos alternativos de las minorías y las subculturas no es solamente por un efecto mágico de estos mass media sino simplemente una sociedad tecnológicamente informada (aunque sea una incipiente telecracia poblada por Homos Videns sartorianos) ha vuelto a estas minorías y subculturas actores de la Sociedad del Espectáculo y descansos de la Telebasura.
Es aquí donde Sartori confunde como buen ciudadano de la Sociedad de Consumo el número de opciones en el supermercado con la calidad de las opciones y cree que es mejor contar con muchas alternativas de elección (los canales de su televisión de paga) con una, aunque sea la única y la obligada, opción buena.
El optimista Vattimo no tiene pierde. Porque una vez establecido lo anterior imagina —ahora con un encendido optimismo—que estos mass media también multiplican los mecanismos de interpretación, tantos como televidentes y tantos como cadenas de noticias:
Y no sólo esto, sino que la intensificación del sistema de medios de información tiene también a multiplicar las "agencias de interpretación", y, por una lógica paradójica de autodeterminación, estas agencias se presentan cada vez más explícitamente como de interpretación. ()
Esta última parte me parece indefendible. Y aquí de plano, si tomo parte con Adorno. No son estos medios de información vattimianos los que multiplican interpretaciones sino son más bien los que reducen la realidad de la Historia, de esa historia decimonónica y de un tiempo lineal, a la realidad de los medios de información como la única y verdadera realidad, como el Ojo Instantáneo del Mundo. Yo no he visto que los medios de información se presenten como “explícitamente interpretativos”. Bastante alejados están de esta conciencia porque cómo podrían presentar sus contenidos inéditos y novedosos si solamente los presentan como “interpretaciones” de la realidad.
Ellos juran que son hechos, presentan la imagen en tiempo real y la imagen en video digital sustituye a la palabra. Ya no hay explicación ni comprensión, no hay contextualización sólo una serie de sensaciones simultáneas de “mimetismo mediático”, todos los media dicen lo mismo, se contagian, mimetizan su agenda informativa y sus contenidos, los sentimientos se imponen a la razón, la rapidez con que presentan las cosas es más importante que la veracidad de lo que presentan, como bien lo saben los jefes de información de los media, es mejor presentar una revelación más o menos confirmada de manera inmediata que una investigación que me va a tardar meses, la información deja su sitio a la declaración, que las pasiones del televidente acompañan al escándalo, la política, es decir, la cosa pública se vuelve telenovela.
Finalmente, podríamos decir que a pesar de que ese "punto de vista supremo" justificado por la racionalidad del mundo, por la idea de progreso o por algún tipo de historicismo, ha sido devaluado por la pluralidad de puntos de vista narrativos, esto, quizás en algún momento generó un espacio democrático pero, eso sólo duró un instante, ese vacío de la razón y de la historia ha sido llenado por los media. Pero no por cualquier tipo de media sino por un media hegemónico y totalitario.
Ya sé que a muchos les va a sonar a discurso demodé pero de todos modos hay que decirlo: la fase más elaborada del capitalismo implica que ahora los medios de producción son los medios de producción de significados donde los significados se vuelven al mismo tiempo una mercancía y una heroína mediática. Los televidentes son junkees.
Los nuevos media justifican una serie de lugares comunes. Hace un mes par de meses asistí a un taller sobre blogs. El expositor, el webologo José Luis Orihuela de la Universidad de Navarra, predicaba de la escritura del blog como si hablara de las reglas para escribir un soneto. Orihuela sostenía que sólo hay que escribir párrafos breves, claros, de sintaxis simple para que los motores de búsqueda de la world wide web puedan encontrar rápidamente la información e incluirte en sus diccionarios.
La infancia del acontecimiento
Frente a la postura optimista de Gianni Vattimo sobre los mass media hay otra postura que me parece más interesante y enriquecedora. Es la postura de Jean-François Lyotard que resumimos en una cita y que seguramente le parecerá a Vattimo “simplista” y “apocalíptica”.
La Novlengua no guarda lugar para los idiomas, como la prensa y los medios no guardan sitio para la escritura. A medida que se extiende la Novlengua, la cultura declina. El basic language es la lengua de la rendición y del olvido.
Lyotard le da cuerpo a esta intuición conservadora al final de “La Postmodernidad Ilustrada a los Niños” sobre de qué manera la escritura es un acto de resistencia en una sociedad totalitaria.
Para el filósofo francés el hecho de que el novelista británico George Orwell haya escrito una novela como 1984 demuestra cómo la escritura literaria escapa a los mecanismos de dominación. Es así, plantea Lyotard, que Orwell no quiso escribir un tratado de teoría política sino un relato debido a la resistencia del relato frente a la influencia burocrática.
La defensa de Lyotard es sin duda apasionada. “Decir lo que ella ya sabe decir, eso no es escribir”, afirma Lyotard. Si aceptamos la máxima lyotardiana nos encontramos con un freno al optimismo de Vattimo con respecto a los media. “Decir lo que ella ya sabe decir”, es precisamente lo que realizan los media y sin duda alguna toda aquella escritura mediática o NovLengua que Lyotard define como la desaparición del deseo de poder decir algo distinto a lo que sabe decir, “cuando la lengua es sentida como impenetrable e inerte”, es por eso, que la escritura es aquel momento para que surja la singularidad, el instante, la iniciación, aquello que no puede ser cicatrizado, como dice Lyotard la singularidad que capta la “infancia del acontecimiento”.
Lyotard termina su argumentación explicando la relación que guardan los nuevos medios de expresión con su énfasis en la “infancia del acontecimiento”.
Con ellos y por ellos, uno procura testimoniar lo único que cuenta, la infancia del encuentro, la acogida, que se hace a la maravilla que sucede (algo), el respeto por el acontecimiento. No olvides que tú has sido y eres eso mismo, la maravilla acogida, el acontecimiento respetado, las infancias unidas de tus padres.
Es sin duda, esta “infancia del acontecimiento” una hipótesis estética, una recomendación pero no un imperativo o una descripción de un estado de cosas. Posee un carácter más bien sugerente más no reduccionista de lo que puede ser la escritura cuando escapa en su “contingencia incontrolable” de la “lengua de la rendición y del olvido” para decir lo que ella no sabe.
El fragmento
Lo que está en juego en el momento de la escritura es más que la identidad de un supuesto autor y mucho menos productivo que el “mimetismo mediático” de los mass media. Volviendo a las ideas anteriores, la escritura se encuentra en un callejón sin salida. Si aspira a la “infancia del acontecimiento” de Lyotard entonces la escritura es vieja, es decir, sólo es moderna porque el respeto del acontecimiento es un respeto por el pasado y la tradición por lo que asume parcialmente los valores de la posmodernidad, especialmente, la novela y la poesía, géneros de escritura que no pueden desligarse de sus tradiciones y del lenguaje en su forma más plástica y como materia prima. Es sin duda en la narrativa y en la poesía donde la palabra se presta a un manejo plástico y moldeable, donde se difumina la distinción forma y contenido, donde el ritmo narrativo emerge de la violencia incontenible de la escritura. Veáse por ejemplo lo que Roland Barthes dice en El Grado Cero de la Escritura cuándo se pregunta sobre la existencia de una escritura poética.
Pero si la escritura aspira a representar los valores de la posmodernidad entonces poco tiene qué hacer porque siguiendo el dictum de Vattimo son los mass media los que conforman esta muerte de la Historia y la irrupción de relatos de las subculturas y las minorías, pero no la poesía ni la narrativa, sino más bien de un modo genérico, la narrativa se expande, se infla, engorda al aceptar entre sus filas cosas tan disímbolas como las ideologías en desuso, los argumentos filosóficos de la Ilustración y hasta los eventos mediáticos que se han vuelto episodios de la Telebasura.
Aunque pudiera parecer que esto no conlleva a un desenlace trágico una reciente conferencia en la FFyL del crítico brasileño Antonio Candido (Río de Janeiro, 1918) y que reseña el periódico Reforma puede ayudarnos a superar este dilema:
El fragmento no es un trozo de texto, es aquel texto corto que quiere intencionalmente no tener ni comienzo ni final y pretende con esa especie de momento único e intermedio sugerir lo que el poeta quiere decir.
Sin duda, no es que el crítico brasileño crea que el fragmento es mejor que otras formas de escritura. Es simplemente que este carácter inconcluso del fragmento permite, quizás, lo que Lyotard le adjudica a la escritura literaria y encuentra en Orwell, a saber, una naturaleza capaz de escapar a los mecanismos de dominación, de resistir la uniformidad y la homologación que vislumbra Adorno en los mass media pero al mismo tiempo permita como quiere Vattimo que se multipliquen los “agentes de la interpretación” para que emerjan relatos alternativos de las minorías y subculturas no obligadas por la lógica del mercado en su búsqueda de lo inédito y novedoso para elevar el rating sino como señala Lyotard para evitar que se cicatrice ese instante maravilloso que es la infancia del acontecimiento.
Es así que el fragmento se ofrece como un puente entre una pluralidad de escrituras. Lo que se presenta como otro género más de las escrituras se vuelve así una conjunción entre éstas para que deje de pensar a lo híbrido como la única categoría posible de convivencia de los opuestos o por lo menos de los presuntos géneros literarios opuestos.
Poesía y periodismo: desde el desfiladero de la nota
El poeta norteamericano Ezra Pound lo avizoró diciendo que el objetivo de la poesía es “to keep the language efficient” que no es sino otro modo de decir que la poesía debe ser la que funda al ser mediante la palabra, en cliché heideggereano, o el que le da sentido a las palabras de la tribu, como lo diría Mallarmé. Esto no es más que otra forma de decir que la poesía o la narrativa —ocupo estos términos de manera muy laxa a propósito y casi de manera indistinta— permiten darnos cuenta que el lenguaje es un conjunto de metáforas en constante movimiento, es como dirían los poetas concretistas como Augusto de Campos, una rebelión contra la infuncionalidad y la formulización del lenguaje, contra su apropiación para que el lenguaje de la literatura se vuelva una fórmula, o sea, evitar que el lenguaje deje su estado salvaje para volverse ese lenguaje de novedades como el de los mass media.
Pero este propósito de evitar la fosilización del lenguaje, su purulencia, es el aire de familia entre cosas tan distantes como los poetas o los novelistas y los periodistas de los medios impresos. Que lo mismo está presente en novelistas como Charles Dickens que en Gabriel García Márquez. Dice el periodista colombiano Tomas Eloy Martínez en su conferencia “Periodismo y Narración” pronunciada a asamblea de la SIP el 26 de octubre de 1997, en Guadalajara que un dualismo para el periodista-escritor es imposible porque su unidad es el lenguaje y les resulta inconcebible la traición a la palabra:
(…) para los escritores verdaderos, el periodismo nunca es un mero modo de ganarse la vida sino un recurso providencial para ganar la vida. En cada una de sus crónicas, aun en aquellas que nacieron bajo el apremio de las horas de cierre, los maestros de la literatura latinoamericana comprometieron el propio ser tan a fondo como en sus libros decisivos. Sabían que, si traicionaban a la palabra hasta en la más anónima de las gacetillas de prensa, estaban traicionando lo mejor de sí mismos.
Tomas Eloy Martínez rechaza que un periodista-escritor pueda dividirse entre el gacetillero y el poeta de medianoche, a costa de una traición a lo más valioso de si mismo, el respeto a la palabra, es decir, a la “infancia del acontecimiento”.
Un hombre no puede dividirse entre el poeta que busca la expresión justa de nueve a doce de la noche y el reportero indolente que deja caer las palabras sobre las mesas de redacción como si fueran granos de maíz. El compromiso con la palabra es a tiempo completo, a vida completa. Puede que un periodista convencional no lo piense así. Pero un periodista de raza no tiene otra salida que pensar así.
Y si esto es así, podríamos entonces reformular la máxima lyotardiana aceptando que por lo menos, y así lo espero yo de manera vehemente, al mismo tiempo ingenua, que en la prensa y en algún tipo de media (pienso en los weblogs) si hay lugar todavía para la escritura.
Cuanta razón tiene Tomas Eloy Martínez cuando nos advierte en contra de la visión empresarial de los dueños de los medios impresos que creen que la prensa tiene que competir con la televisión o los medios electrónicos haciendo “notas digeribles”, de fácil acceso exegético, al estilo de pildoritas informativas:
¿Qué hizo suponer a muchos empresarios inteligentes que, para enfrentar el avance de la televisión y del internet, era preciso dar noticias en forma de píldoras porque la gente no tenía tiempo para leerlas? ¿Por qué se mutilan noticias que, según los jefes de redacción, interesan sólo a una minoría, olvidando que esas minorías son, con frecuencia, las mejores difusoras de la calidad de un periódico? Que un diario entero está concebido en forma de píldoras informativas es no sólo aceptable sino también admirable, porque pone en juego, desde el principio al fin, un valor muy claro: es un diario hecho para lectores de paso, para gente que no tiene tiempo de ver siquiera la televisión.
Para lo que Eloy Martínez propone una reformulación de este tipo de escritura: “El lenguaje del periodismo futuro no es una simple cuestión de oficio o un desafío estético. Es, ante todo, una solución ética.”
Al cerrar este apartado, sólo me basta decir un par de cosas que pueden resultar harto cuestionables a estas alturas. Como diría Milán Kundera la novela debe ajustarse a aquello que puede decir, y si la poesía quiere mantenerse a la altura de los tiempos esto es contradictorio consigo misma porque lejos de ser una búsqueda de novedades necesita mantenerse como una crítica radical del lenguaje. Es como dirían algunos versos, de ese poeta beatnik avecindado en Xalapa, Veracruz, Ramón Rodríguez, en su libro Cuartel de Invierno (1987) “palabras de barro, afiladas sílabas de obsidiana, la soledad no es mala compañía, sigue danzando”. Esa quizás es una de las misiones de la poesía en un mundo poblado de relatos donde Hercules, Dionisio y Cristo —diría Hölderlin— abandonaron el mundo.

miércoles, noviembre 02, 2005

Había pensado en todas esas formas de escritura que podían llenarlo todo. Como un retablo barroco. Como los trebejos en el sótano de la casa. Ahí estaba de pronto, sentado en esa mesa de café en una ciudad vieja, en una ciudad que se sabía vieja y que además lo presumía a gritos en las fotografías que colgaban de la pared del “Wimpys”. Pero ¿no era en realidad el mismo quién lo miraba todo viejo? ¿No eran en realidad sus ojos los que hacían que mirara todo viejo?
Pero él se afanaba, con ese afán anegado, tonto y lamentable en buscar esas “formas de escritura” que creía él, iban a dejarlo seco y desértico.
Naufrago de quién sino de si mismo, rastrojos de ese presente lo quería todo como si de veras existiera y su lamento le diera fuerzas para seguir buscando una “forma secreta de escritura”.
Es como la versión psicológica de la ética de Levinas.

La palabra asoma, es decir “se asoma” sobre la visión para descubrirnos en nuestra desnudez como personas, ante lo que estamos no es una diferencia que nos constituye empíricamente sino que se trata de una inscripción en otro espacio. A veces se trata de la inscripción en la página en blanco pero en otras ocasiones es nuestra inscripción en un discurso.
Todo lo que afirmamos en un momento dado no es más que un momento del discurso-diálogo.
Necesitamos hacer una inscripción estratégica en el corpus de la Gestell.

Cito:

"Porque mira cuando lo miro y sobre todo me habla".

Hay aquí algo que parece tan normal que las personas nos hablen y nos miren cuando las miramos. Pero esta imposibilidad —yo no sé si ontológica o natural— de reducir a las personas a un objeto, a una cosa, a un instrumento es el fundamento de nuestras relaciones en el mundo. Un fundamento así me parece que es gratuito. Es gratuito se da, se concede, se otorga de entrada. Luego, esto es algo que a veces perdemos.
...
Me encontré esta cita de Fritz S. Perls en el blog de mi amigo Arturo Aquino.

Yo hago lo mío y tú haces lo tuyo.
No estoy en este mundo para llenar tus expectativas
Y tú no estás en este mundo para llenar las mías.
Yo soy yo y tú eres tú.
Y si por casualidad nos encontramos, es hermoso.
Si no, no puede remediarse.
Es como si construyera un discurso precisamente para evitar un contacto con las cosas. O para tocar sólo aquellas que pudiera manejar o que no me dañaran, es así que no sólo el lenguaje es un mediador de la realidad sino que registra sólo aquello que deseo. Hay una gramática del deseo inserta en el discurso. Pero deseo y quiero infinitamente. Siempre deseo y siempre quiero.

sábado, octubre 29, 2005

Lo mejor de la semana fue sin duda el ciclo de conferencias de Derrida en la FFyL. Vale la pena remitirse a esta ponencia en la que se exploran las relaciones entre los blogs y algunos conceptos derrideanos.
En primer lugar las nuevas relaciones entre un "autor" y su texto en la blogosfera. En segundo lugar, también me parece importante la discusión sobre cómo los blogs democratizan el conocimiento. Ambas ideas son discutibles y sin duda se encuentran en un estado larvario listas para ser desarrolladas de manera más amplia.

miércoles, octubre 26, 2005




Ayer regresé al DF y fui a ver la película de Tim Burton "El cadáver de la novia". Tenía muchas ganas de verla desde el fin de semana pero no pude hacerlo.
Es altamente recomendable. Los personajes son verdaderamente adorables. Y la cosa visual, pues la plástica de la movie, sus transiciones del mundo de los vivos al de los muertos también funcionan muy bien. Es realmente una película para ver-mirar no es una torpe película de sensaciones, acción rápida, movie-stars y grandes persecuciones.
Además es una película llena de ironía como cuando los muertos entran a la iglesia para ir a la boda de Victor y Emily.
Todo fluye en "El cadáver de la novia". "La historia comienza cuando por accidente, el joven Victor pronuncia las palabras del rito matrimonial a campo abierto. En ese momento, del suelo se levanta el cadáver en descomposición de una novia (con vestido harapiento incluido) y le reclama que debe casarse con ella, ya que enunció la oración matrimonial. Lo fantástico es que Victor está comprometido con otra mujer y ahora debe resolver este conflicto de la mejor manera posible.The Corpse Bride es la nueva producción animada de Tim Burton, empleando la misma técnica de animación cuadro a cuadro que dio vida a su anterior El Extraño Mundo de Jack (1993), dirigida por Henry Selick."

domingo, octubre 23, 2005

viernes, octubre 14, 2005

la piedra luz del día
la piedra pedrea pedreamos pedreada
posible
la piedra pedrea la luz del día
la piedra piedra su luz en piedra
no es un acto del lenguaje es la piedra que pedrea
piedra arena polvo agua piedra piedra piedra ruego por piedra entre tus manos un salmo de piedra

somos piedra en el mundo piedra siempre piedra

la luz

La luz ha vuelto a caer sobre la mesa formando un litoral sobre los libros, sólo así es posible mirar cómo la página del libro termina por volverse un andamiaje de parráfos, luego un par de frases, unas oraciones exclusivas y luego, aunque no finalmente, saltan las letras, se cree en esa voluntad que alumbra primero la página en blanco y luego se apaga dejando en la orfandad a las palabras, es una voluntad ciega y ruin, indefinible pero finita, una biología de la luz que nos acoge en la tierra con todos los sentidos puestos y encendidos hasta que se generan en el piso sus propias sombras, novísimas y al mismo tiempo eternas, las que están para luego desvanecerse, resulta necesario afrontar cómo este polvo de luz nos regresa de inmediato a la conciencia del día siguiente, son gusanos de luz y polvo, amebas que algo es algo se distienden en el papel cuando poco a poco se va apagando el día (a cuentagotas y con su propia cronología) hasta que las letras se pierden en esa ciega luz sedosa, seda de luz.




De nueva cuenta el argumento de Gianni Vattimo en Nihilismo y Emancipación(2003) p. 33,34 sobre cómo los medios impulsaron la imagen posmoderna del mundo:

La tecnología de la información desmiente las simplistas y apocalípticas previsiones de Adorno: es verdad que, por un lado, los mass media tienden a crear homologación y uniformidad en la cultura colectiva, pero es claramente visible también el fenómeno opuesto: precisamente en la sociedad en la que es más alto y está más extendido el poder de penetración de los medios de comunicación, minorías y subculturas de todo tipo adquieren visibilidades, aunque sólo sea para responder a las exigencias del mercado, que continuamente necesita contenidos inéditos, novedades. Y no sólo esto, sino que la intensfiicación del sistema de medios de información tiene también a multiplicar las "agencias de interpretación", y, por una lógica paradójica de autodeterminación, estas agencias se presentan cada vez más explicitamente como de interpretación.
..
Tanto Heidegger como Adorno permanecieron siempre ligados a una visión de la tecnología dominada por el modelo del motor, de la energía mecánica: la tenología moderna, por ello, no podía sino dar lugar a una sociedad subordinada a un poder central que envía sus órdenes a una periferia puramente pasiva, como las ruedecillas de un engranaje, sean estas órdenes impulsos mecánicos, eslóganes de propaganda política o publicidad comercial. (..)si intentamos entender más claramente en qué sentido el Ge-Stell puede representar una chance de superación de la metafísica a través de la disolución de la relación sujeto-objeto que marca la existencia humana en la modernidad, el único camino parece ser el que pasa a través de un cambio radical en la visión de la tecnología. La tecnología que, de hecho, deja entrever la posibilidad de una disolución de la rígida contraposición entre el sujeto y el objeto no es la tecnología mecánica del motor, con su movimiento unidireccional desde el centro hacia la periferia, pero podría muy bien ser; por el contrario la tenología de la comunicación, la técnica de recogida, ordenación y distribución de las informaciones. En términos más claros: la posibilidad de superación de la metafísica, que Heidegger ve con bastante oscuridad en el Ge-Stell, se despliega efectivamente sólo cuando la tecnología -al menos la tecnología socialmente hegemónica - deja de ser la mecánica y viene a ser la tecnología de la información y de la comunicación, la electrónica.
...





Ahora que Jude Law anda de don Juan con Salma Hayek bien vale la pena postear una foto de Janis Joplin:

jueves, octubre 13, 2005

Madonna es el sueño más explosivo del capitalismo salvaje. Entre la Paquita del Barrio y la Trevi de los gringos la cincuentona volvió al Pop un sistema de vida, imprescindible y con modestia, mostró el “rostro humano” del capitalismo y desnudó en viñetas sucesivas el ritmo de su triunfo en el Billboard, que Madonna nos partió la madre, abnegada, la estrella pop nos ha demostrado cómo se vive la propuesta ética de Gilles Deleuze cuando se responde a la imanencia, cómo las fuerzas activas se vuelven reactivas; pero este alarmante sentimiento para ficcionalizar lo pop tiene un contrapeso estético cuando David Bowie nos muestra que lo andrógino sólo existe bajo la condición de una imagen del mundo, Bowie, es el momento estético que siempre le faltó a Freddi Mercury pero sin duda a diferencia del cantante que murió en su heroicidad dionisiaca Bowie se mantiene cauto, peligrosamente cotidiano pero frente a estos reflujos de la “haute culture pop” Madonna le declara la guerra al fascismo del hard core metalero y le devuelve al pop una mitología escondida en las primeras líneas de “Borderline”.
Pero Madonna no será jamás como Sinatra ni como la Sonora Santanera tampoco tendrá la pulcritud obscena de Gavrilov ni ese puntaje de coro de iglesia presbiteriana como el Tabernacle Choir quizás por eso Madonna se mantendrá como una promotora desenfada de las Shakiras de medio pelo, de las Britneys úsese y tírese, y de las Avril Lavigne que aborrecen a Carole King pero que ni de lejos le llegan a Patty Smith o a la Benatar.

Amelia me pidió que escribiera su auto-biografía y no hubo poder humano que detuviera las primeras líneas del relato de su majestad. Dudo mucho, y este es mi mejor propósito de fin de año, que pudiera hacer algo mejor que redactar a tajo tendido como un vil escritor a pierna suelta los avatares con los que riñó en su infancia la aludida por los procedimientos narrativos; pero regresemos a las dudas iniciales ¿vale la pena contar en las líneas primerizas del relato el afán de Amelia por las peceras? Esa innombrable colección de peces que merodeaban la sala de su casa puede resultar ajena a la humanidad de todos los días pero para los expertos en la psicología de Amelia lo que descubre su ictio-fobia ¿así se dice? levanta más dudas que la costumbre insana de escribir sus penas por artificiales que parezcan. El balú se ponía celoso de tanto alimento para pez en la alacena y como en el Blockbuster la majestad de la Casona de Reforma sólo elegía películas clasificación triple A, entre más sanas mejor sabían las palomitas de microondas.
….
Pequeño cretino. Habías cruzado ya el umbral en que lo mítico se volvía resplandeciente.

El Billy Joel que todos conocemos merece nuestros aplausos; nuestro escándalo es lo de menos pero tierra (grund) significa en Glass Houses un meritorio escenario que se enaltece en el momento en que el álbum alcanza el Don´t Ask me why pero rolas más adelante en en Here I am again in this smoking place with my brandy eyes Joel legitima el protagonismo lírico que lo identifica quizás nunca con ese paso redoblado de Springsteen y su Banda E en Born in the USA de nueva cuenta el espíritu de Benny Goodman mezclado con Saigón que nos recuerda auditivamente el reto spinozista qué pregunta por qué los hombres luchan por su esclavitud como si fuera su libertad y la respuesta puede estar en las aspiraciones teológicas de Steven Curtis Chapman (discografía le sobra para refutar cualquier reto palomero) o Mark Schultz con su Remember Me.

Me quise comprar una televisión pero fue imposible. Esa semana Rodney Falk había fallado una y otra vez para desenmascarse de sí mismo como marcaban los canones del hoy en día.

miércoles, octubre 12, 2005

Va este post a propósito de Sartre y los intelectuales.

"Frente al poder y riqueza del imperio euro-americano existe una variedad de “estilos de vida” para “ser” un intelectual de izquierda hoy.

Intelectuales de alquiler
Hay una clase de intelectuales hoy día que corretean de un lado a otro del espectro político ofreciendo sus servicios a distintos patrones. (..) Estos son intelectuales para todos los sitios y precios. Su postura pública está motivada más por la necesidad de reconocimiento y publicidad desde cualquier lado, tal como ocurre, que por firmes principios intelectuales.


Intelectuales de salón
Los intelectuales de salón son aquellos cuyo universo son otros intelectuales o incluso su propia “reflexión interna”. (..) los posmodernistas que discuten cuántas identidades pueden caber en la punta de un alfiler. Tienen su propio lenguaje exótico, sólo comprensible para los iniciados, y su trabajo está en gran medida circunscrito a descifrar textos y lenguajes que están separados del mundo objetivo.


Intelectuales en angustia permanente
Hay intelectuales que están en perpetua angustia, a quienes le agobian demasiado los problemas sociales y económicos (“neoliberalismo” y “globalización”) y nunca van más allá de lugares comunes como “debemos encontrar una alternativa”.


Los pesimistas
Otra postura intelectual familiar es la de los izquierdistas que se sumergen en las derrotas históricas encontrando en ellas un pretexto por el que regresar a un nuevo positivismo o acomodación pragmática con el status quo.


Intelectuales irreverentes
Son irónicos consigo mismos (autocríticos) y antihéroes, y su trabajo es respetado por la gente que está activamente trabajando por una transformación social básica. Son objetivamente partidistas y partidistamente objetivos.
En una palabra, los intelectuales irreverentes están trabajando por la creación de una cultura contrahegemónica."
un dibujo
................


vale la pena preguntarse si lo que vivimos es el proyecto de una modernidad que ha decaído o si simplemente el lugar de la razón lo ha ocupado el mercado.
Sólo instalados desde la
modernidad podemos concebir a nuestra época como una deblace o una caída de la modernidad. Tanto la idea de la historia como un ente unitario, como la de su destino racional son formas de expresión ajenas a nuestra vivencia contemporánea.
Pero aún cuando postulamos la muerte de la razón, la ausencia de un sujeto que funja como el centro de la historia o el abaratamiento de la verdad nos encontramos conque esos vacíos han sido de algún modo cubiertos por otros referentes que aprovecharon la angustia por nuestra falta de fundamentos.
Y ciertamente lo que ocultan es su voluntad de poder y su deseo de imponerse por mecanismos irracionales y no-argumentativos como los nuevos universales.
La ética ha sido suplantada por la moral.

Pero si ya no hay elementos que nos puedan dar una referencia como en las épocas pasadas la religión, las utopías políticas o los imperativos categóricos lo hacían, ese vacío, no ha sido colmado, como lo postula Lipovetsky por esos pequeños referentes efímeros y locales.
La razón ha sido desplazada no como quieren verlo los seguidores de Nietzche por una variedad de interpretaciones y un sinfin de relatos.
Ahora, es el tiempo en que el Espíritu Absoluto se nos ha revelado en la historia (o en las historias de occidente) ya no como el Estado sino como el Capital. Habría sin duda que preguntarse en qué sentido puede hablarse del triunfo del capitalismo.
El triunfo del capitalismo se observa en el lenguaje. Ya no hay clases sociales sólo segmentos del mercado. La ciencia política ha dejado su sitio para que la mercadotecnia política venda a los candidatos como productos. La democracia electoral se ha vuelto una competencia de marcas entre mercadologos con candidatos que realizan "promesas" incumplibles.
La única realidad que vivimos es la de múltiples percepciones que proporcionan una sensación de pluralismo, al parecer se cuentan múltiples relatos o historias (stories), lo que genera una sensación de "pluralidad".
Lo que han olvidado los promotores de este falso pluralismo es que lo que abundan no son los puntos de vista de los diversos actores sociales. Sí, hay muchos pero sólo unos cuántos son historias, a pesar del número pesa mucho la homogeneidad. El asunto es que no pueden existir puntos de vista si primero no existen agentes sociales, si primero no existe una cosa tal como la ciudadanía, sino existe quien pueda antes que contar su historia ser "sujeto de su historia". La praxis va de la mano con el relato.

...
Vivimos la época en que la dictadura del proletariado se volvió un término de museo, hablar de socialismo, al parecer, es cómo hablar de teología tomista o de una PC con un procesador 8086/8088

....
La pobreza ha dejado de ser una realidad social producto de la explotación para convertirse en una variable incómoda que puede ser minimizada gracias a una "sensación de bienestar".
Si tienes celular y vives en una ciudad con muchos "servicios" entonces introyectas los valores del capital de la ciudad para sentirte bien.

Este trocito de una nota de Reforma en su sección de cultura "Reivindica Candido búsqueda de utopías" sobre la conferencia de Antonio Candido( Río de Janeiro, 1918 ) en la FFyL:
"El fragmento no es un trozo de texto, es aquel texto corto que quiere intencionalmente no tener ni comienzo ni final y pretende con esa especie de momento único e intermedio sugerir lo que el poeta quiere decir".

bah.


alguien se podría quejar de que en este blog sólo estoy posteando citas de libros.
pero i qué es cómo postear conversaciones en el chat.
¿demasiado impersonal?
lo dudo
Lo impersonal es volverse cliché; un crimen al que uno sucumbe diariamente de manera heterónoma.
Pero va de nuevo.


"¿Qué es en efecto lo que se transmite del pasado? No todo lo que ha acontecido, sino sólo lo que parece relevante. Por ejemplo, en la escuela aprendimos muchas fechas de batallas, tratados de paz, incluso revoluciones; pero nunca nos contaron las transformaciones en el modo de alimentarse, en el modo de vivir la sensualidad o cosas por el estilo. Y así, las cosas de que habla la historia son las viscitudes de la gente que cuenta, de los nobles, de los soberanos y de la burguesía cuando llega a ser clase poderosa; en cambio, los pobres e incluso los aspectos de la vida que se consideraban bajos no hacen historia. "

...

Más adelante:

"Si se desarrollan observaciones como éstas (siguiendo un camino iniciado por Marx y por Nietzche, antes que por Benjamin), se llega a disolver la idea de historia entendida como decurso unitario. No existe una historia única, existen imágenes del pasado propuestas desde diversos puntos de vista, y es ilusorio pensar que exista un punto de vista supremo, comprehensivo, capaz de unificar todos los demás (como sería la historia que engloba la historia del arte, de la literatura, de las guerras, de la sensualidad, etc.)"


Pero a pesar de que ese "punto de vista supremo" justificado por la racionalidad del mundo, por la idea de progreso o por algún tipo de historicismo, ha sido devaluado por la pluralidad de puntos de vista narrativos, esto, quizás en algún momento generó un espacio democrático pero, eso sólo duró un instante, ese vacío de la razón y de la historia ha sido llenado por los media. Pero no por cualquier tipo de media sino por un media hegemónico y totalitario.

Ya sé que a muchos les va a sonar a discurso demodé pero de todos modos hay que decirlo: la fase más elaborada del capitalismo implica que ahora los medios de producción son los medios de producción de significados donde los significados se vuelven al mismo tiempo una mercancía y una heroína mediática. Los televidentes son junkees.
Los nuevos media justifican una serie de lugares comunes. Hace un mes asistí a un taller sobre blogs en el que el expositor un profes español de la universidad de Navarra decía que sólo hay que escribir parráfos breves, claros y sin una sintaxis abigarrada para que los buscadores de la web puedan encontrar rápidamente la información e incluirte en los diccionarios de búsqueda.

martes, octubre 11, 2005

María Cruz Bravo,
El Libro de las Grietas,
México, Praxis, 2004 , 60 pp
.


Sin duda este es un epígrafe afortunado de la poeta argentina Olga Orozoco (Argentina, Toay, 1920 ): "A veces surgen grietas por las que me contempla mi testigo invisible y aposentos ajenos pasan junto a mi lecho con sus gentes, sus perros, sus trajines, labrados como estatuas a la corriente fugitiva".

Este es el tercer libro de María Cruz Bravo (Ciudad de México, 1974). En 1997 publicó Colmena de Oro y Ceniza, editado por Praxis. En el 2001 publicó Suma de Patios , editado por la UAEM.
Después de un largo periplo de aprendizaje que incluyó trabajar lo mismo en el taller del poeta uruguayo Saúl Ibargoyen que con el tallerista chiapaneco Oscar Wong en "El libro de las grietas" María Cruz construye un discurso poético consistente a través de la idea de Orozco de "aposentos".
Mi amiga Refugio Pereida dice que este libro de poesía de María Cruz fue escrito con rabia. Me parece un juicio apropiado pero habría que explicarlo más a fondo.
La rabia en el discurso poético no es sólo una reacción emocional: enfado en grado máximo. Sino es más bien esa enfermedad de los perros. Y cuando se escribe contagiado de rabia quedan ciertas marcas en la escritura que la agrietan.


lunes, octubre 10, 2005

Va un post del Reforma de hoy:
"Yo creo que he sido periodista toda mi vida por insegura, porque nunca pensé que lo que yo hacía tenía el suficiente valor frente a José Agustín, a Carlos Fuentes, a Octavio Paz".

Elena Poniatowska,escritora, en la FIL Monterrey 2005

viernes, octubre 07, 2005



Ramón Kuri
La Indiferencia
Ediciones Coyoacán
Mexico 2003, 255 pp
.

Ramón Kuri enlista en "La Indiferencia " una serie de razones por las que los valores de la posmodernidad construyen un ser humano homógeneo e indiferente a las razones de los otros.
Tengo en mi escritorio el libro de Ramón Kuri "La indiferencia".
Me parece que el texto es desigual; encuentro parráfos contundentes donde la retórica se equilibra con una buena argumentación, como otros donde el texto dispara hacia lo que considera su enemigo: la dispersión de significados de la posmodernidad y la carencia de fundamentos.
Sin embargo, me parece que la ambición crítica anterior es desplazada por sus propias afirmaciones, ¿qué quiero decir con esto? Por un momento, en el texto se argumenta sobre cómo la indiferencia ha permeado en el sector letrado en México pero por otro lado se argumenta que México es inmune a los síntomas de la posmodernidad, entre ellos la indiferencia, porque nunca vivió una Ilustración o un período moderno.
Por momentos el texto vuela sobre sí mismo como cuando habla al estilo Baudrillard de la televisión: "La televisión, por ejemplo, es el lugar donde la separación entre la escena y la sala desaparece: el afuera está adentro, las modelos, deportistas o modelos están en la casa: el ojo los absorbe(..)es el mundo indiferenciado que a fuerza de machacar que no hay más que diferencias y culturas, conduce paradójicamente a esta otra afirmación: todo es uno(..) lo mismo da una cosa que otra."
Pero a su vez también trata de encontrar una serie de esencias culturales o de identidades de lo mexicano que se opongan a los valores de la globalización.
Me parece muy valioso que el texto recupera las aportaciones de Emanuel Levinas para franquear a la voluntad de poder dominante de la posmodernidad cuando señala como el rostro del Otro irrumpe e interviene en el encuentro de los seres humanos para formar lenguaje y cultura; digamoslo, en sus propios términos, como un algo exterior que trata de significar a las cosas o al mundo.
...
Para Kuri la indiferencia es más que una incapacidad cognitiva para decidir entre lo uno o lo otro, se trata más bien de una perversión moral que se escuda en una metafísica. Dicho lo anterior, los valores de la posmodernidad son valores en los que la voluntad de poder (Nietzche) someten a la razón, transformando a la razón en una razón instrumental: por eso la voluntad de poder que se justifica a sí misma se justifica rechazando que existan reglas y límites para su acción.

miércoles, octubre 05, 2005

Estar a punto de cumplir 35 años es una lata. Las becas se te acaban y por esa sencilla razón empiezas a sentirte viejo. viejo no es una palabra fea. Sólo ahora. A menos que seas Sean Connery o tengas la vida resuelta a los 35 sino es así te vuelves una lata, una verdadera lata.
Además, te encuentras en un momento en el que ya no eres lo que solías ser y se espera que seas ya un feliz hombre o mujer madur@ y exitos@ lo cual trae ya severas complicaciones.
La época en que se podía ser una adolescente perpetua ha acabado.
Pero yo no tengo ni casa propia ni coche del año ni hijos ni doctorado en el extranjero ni al menos tres libros publicados.
siempre me esforzé por no tener nada por ser un pequeño-burgués pobre y por mantenerme al margen (movido por la vanidad que por algún prurito ético) de las mafias y los grupos literarios. O más bien mi mafia no supo cómo llegar al poder .
.. de pronto te das cuentas que no tienes infonavit ni seguro ni estás ahorrando para la jubilación, en fin, y que mi relación con el poder es dialéctica: lo amas y lo aborreces, pero por esa misma vanidad no le pides ni le pedirás nada..
...........
Lo anterior sin duda, es exactamente lo mismo que escribiste cuando tenías 16 años y estabas a punto de acabar la prepa. Y de seguro, es más o menos lo mismo que escribirías si tuvieras 70 años.
.....
Pero vamos en esta lista de incumplidos:

1. nunca aprendí a jugar beisbol como debiera
2. ni futbol americano
3. ni futbol soccer
4. ni a bailar
5. ni a tirarme de un paracaídas
6. ni a nadar en mar abierto ni a surfear en las aguas del pacífico

Quizás a esto se deba este presente anodino.
.........
Pero es realmente "anodino"... No lo único que falta es detenerse y poder relatar la historia de otro modo. Encontrar relatos que recuperen todo aquello que ahora parece seco y árido, como la parábola de la higuera estéril..
....
Pero no fue exactamente el no aceptar el llamado del Señor lo que nos arrojó a esta situación de pecado y de caída..
...
De cuántas maneras puede contarse esta historia.
¿Para qué debía uno aprender a jugar beisbol si simplemente disfrutaba entrar al estadio de beisbol por las noches y mirar el césped iluminado, que tomaba un color maravilloso?
Nunca aprendía a ser un buen portero, quizás sí alguna vez en la calle 5 cuando jugabamos futbol por las tardes con Willi.
....
A qué tiempos aquellos en los que podías tener los muñecos de la colección de Galáctica.
....
Claro que quiero un Mac y un retorno en máquina del tiempo a Horeb con Pepe, la Chata, David, billy, etc.
....
La teoría se impone. Es decir, se impone porque la única manera de recordar es teóricamente.
....
¿dónde está la Ultima y el cine-club? ¿dónde está horeb y la célula de oración? ¿O es que ya no somos capaces de imaginar otros mundos? ¿Se ha perdido la capacidad de emoción y sólo transcribimos otras voces, sin darnos cuentas que no son nuestras sino a través de una impostación y de la alienación del futuro?

martes, octubre 04, 2005

Un poema es una red de significados en constante expansión.

Es bastante claro que el poema es lenguaje que escapa a una decodificación monolítica y unitaria. El poema es lenguaje en movimiento, movimiento del lenguaje hacia su destrucción.
El poema es un juego del lenguaje que en un contexto opaco busca
sacudirse toda la carga del significado.


La risa es el terrorismo para la teoría.
La ironía siempre es asistemática. La ironía socrática no busca la verdad. Busca en el receptor una grieta, agrietar sus sólidas convicciones conceptuales, averiar el sistema de significados fijos y hegemónicos, qué cosa tan extraña, teorizar sobre la ironía. Es mejor, callar.

¿Puede existir tal cosa como una "ironía apofántica"?


El arte debe estar inspirado en la risa.

La sonrisa debe inspirar al arte.


La risa es el método abreviado con el que explota el aparato conceptual.

La sonrisa es la satisfacción. Es la paciencia y la pasión. Es lo eterno y lo mortal. Lo infinito-finito.


La risa es la herida del lenguaje, es la sombra y el cobijo de la escritura.
Escribe Milan Kundera en el Arte de la Novela:

"El Saber de la novela es diferente del de la filosofía. La novela no nace del espíritu teórico sino del espíritu de humor. Uno de los principales fallos de Europa es que nunca comprendió la más europea de las artes —la novela; ni su espíritu, ni su gran sabiduría y descubrimientos, ni la autonomía de su historia. El arte inspirado por la risa de Dios no proporciona por naturaleza certezas ideológicas, sino que va en contra de éstas. Al igual que Penélope, deshace cada noche el tapiz que tejieron el día anterior los teólogos, filósofos y eruditos… No estoy cualificado para discutir con quienes acusan a Voltaire por el gulag. Pero si lo esoy para decir: el siglo XVIII no es sólo el siglo de Rousseau, de Voltaire o de Holbach; también es (¡quizás sobre todo!) la época de Fielding, de Sterne, de Goethe y de Laclos."

...
Tengo un poco de sueño.
Me atormenta esta ceguera. Cito a Rorty:

"Lo importante de los novelistas frente a los teóricos es que tienen atención hacia el detalle. Ésta es otra razón por la que Dickens constituye un útil paradigma de la novela. Por citar de nuevo a Orwell, "el rasgo extraordinario e inconfundible de la escritura de Dickens es el detalle innecesario"; "es todo fragmento, todo detalle -mala arquitectura pero maravillosas gárgolas- y nunca mejor que cuando está construyendo algún personaje al que posteriormente obligará a actuar de forma incoherente"

Hasta ahí la cita de Rorty. Lo que escribe Orwell de Dickens lo mismo puede aplicarse a la crónica. "El detalle innecesario", es esa observación de lo trivial, de lo innecesario, de lo que vil, lo que es rescatable cuando se escribe una crónica.
Más adelante Rorty plantea cómo lo que enseña Dickens tiene que ver con la diversidad y la pluralidad.

" Si concebimos a Dickens como escritor paradigmático de Occidente, como espero que hiciesen mis africanos y asiáticos de fantasía, veremos que lo más instructivo sobre la historia reciente de Occidente fue su mayor capacidad de tolerar la diversidad".

Es decir, atención al detalle, apertura a la diversidad. A la polifonía son los rasgos no sólo de la novela sino de la crónica y el reportaje.

viernes, septiembre 30, 2005


"–¿Qué desafíos le plantea Sartre a los intelectuales de hoy?–Seamos un poco malos: lo que Sartre le plantea al aburrido y burocrático intelectual del presente es que no se cosifique como intelectual académico, sino que ejerza su esencial libertad. El intelectual de la academia, del paper, es el intelectual cosificado que quiere ser profesor y quedarse reposando en esa cosificación del ser. Pero Sartre señala que no hay cosificación del ser porque el ser del hombre es libre; es ser nada, nunca ser algo. El intelectual sartreano está expectorándose de sí, arrojándose a un mundo y este mundo lo lleva a un compromiso que no le da reposo nunca. "


Vale la pena echarle un ojo a al portal de Página 12. Ahí el filósofo argentino José Pablo Feinmann dice lo anterior sobre Sartre en una extensa entrevista.

viernes, septiembre 23, 2005

hay que hacer las paces con las cosas
para volver a reencantar al mundo
Regreso a lo de Alain Miller. Recojo algunos parráfos.
"Una sesión de análisis es siempre un esfuerzo de poesía, una playa de poesía, que el sujeto se procura en su existencia, la suya, gobernada por la utilidad directa. La poesía que acontece bajo la forma de una sesión de análisis quiere decir que yo no me preocupo de la exactitud, de la conformidad de lo que digo o de lo que quiero transmitir."
Yo tampoco me preocupo de la exactitud. Mi naturaleza no es la exactitud sino el goce de la palabra. Lo más dificil es despreocuparse de la "utilidad directa" de lo dicho o lo contado.
De nuevo otra cita de Alain Miller:
"...es un lugar donde el sujeto puede descuidar la búsqueda de lo que es común y concentrarse sobre lo que le es propio y sólo le ocurre a él....que lo que yo vivo vale para ser dicho."
Y vale también para ser celebrado, para ser danzado y para ser escrito.
Decía el filósofo inglés Joseph Smith que la claridad es la mejor metáfora del ser. Esto viene a cuento porque cuando uno le apuesta a la exploración desordenada de los campos del conocimiento, por la navegación sin ton ni son por los diferentes registros de la vida, ciertamente uno jamás logra una especialización (a menos que pueda existir una especialización en todología) o un diploma académico que lo reivindique como super-especialista. Pero lo que pierde uno en mirada microscópica y detallista lo gana uno también en percepción: no es sólo la percepción del telescopio, sino mas bien la del viajero que ha gastado su vista en los más remotos paisajes y que con este afán desenfrenado de mirarlo todo, ahora sólo le quedan dos opciones: la de seguir viajando por todo el orbe para saciar su ansia de paisajes deslumbrantes o la de viajar ahí donde está para deslumbrarse con paisajes cotidianos. Este más que un misterio de la vista es un regocijo de la voluntad, el de un querer mirar inusitadamente lo cotidiano porque la belleza se encuentra en las calles y en los rincones por los que transitamos todos los días si es que nos atrevemos a mirarlo todo con la limpieza esencial de la primera vez que lo hemos visto todo.
Este día el sol cae sin exclusiones. Es un día para hacer las paces con la biblioteca de la UGM.
Hoy que lo veo con cierta distancia Mario Martell fue feliz en la biblioteca de la Universidad del Golfo de México; no me refiero exclusivamente a los amores perros efímeros que asolaron su vida en ese remanso polvoso de libros, tampoco a la intención oculta, vocablo desear, en el que había incurrido por una mera imitación libresca por provocar un currículo de escritor al ser bibliotecario.. me refiero, y ahora lo recuerdo bien, a ese afán torpe de recolectar cosas del internet, bajarlas e imprimirlas, y que duraron bastante tiempo, como algunos cuentos Zen, o las tardes de abril del año 2000 en el que armado de una vieja cámara reflex podía interrogar lo que pasaba a los alrededores de la biblioteca sin ningún empacho.
Apenas, creo que el domingo en Huatulco por la tarde, al pasar por uno de esos barrios residenciales arbolados recordé lo que más me gustaba de la biblioteca de la UGM, y era caminar por las tardes de la parada del camión a la biblioteca, muchas veces, quizás las más, la idea del retardo me agobiaba y aceleraba el paso, enfangando en esa angustia de los retardos y los consiguientes descuentos, para ganarle al reloj checador, esas eran las veces en las que perdía esa música de pájaros que cubría mi recorrido o la sombra tibia de los árboles, las más pocas de las veces alcanzaba sólo a quitarle una hoja al bambú y pasaba registro de los coches estacionados en la calle.
Los sábados ir a los talleres de Waldo en casa de Olga, a la vuelta de la biblioteca, una especie de premio a la rutina, formaban parte de un entorno humano. Esos talleres permitieron una salida a otro futuro posible cuando las cosas cambiaron..
Tenía una vida más humana pues, no sólo por las cosas que hacía, sino por lo que significaba lo qué hacía: un bibliotecario es más bien un guía en un mar de información, es un guía que facilita información, lo que realiza, contrario sensu, a lo que la imaginación popular indica al bibliotecario como a un ser social, que construye conocimiento con los usuarios de una biblioteca.
Que hubo momentos espeluznantes, dónde no, que hubo días en los que la depresión lo metía en un simismo insportable, también, que soñaba con un futuro guau súper guau, también, pero bueno, basta ya de desencantos que ni al caso, y bien vale la pena, ya hacer las paces con esa etapa bibliotecaria de la vida martellesca.

jueves, septiembre 22, 2005

volvamos a lo del principio de la semana.

Son varias las lecciones que podemos obtener de este viaje. Por ejemplo, de cuán inútil es un viaje cuando tiene un propósito y ese propósito no es ni será nunca tuyo.
Fue más bien como dar un tour en una carrera de obstáculos como si ocupara el zapping del control remoto toda la tarde.. por eso un viaje es ante-todo un sistema de verdades, un mecanismo de dispersión en que el propósito es sólo una excusa.. sé que caminé el domingo a las 10 de la mañana por las asoleadas calles de Pochutla.. a esa hora el calor era insoportable...las muchachas paseaban en bicicleta, los niños jugaban a ser luchadores frente al palacio municipal y las viejas vendían pescado fresco o tepache frío afuera del mercado
tampoco pude contenerme, no es que pida una limosina pero ir apretado en el asiento de atrás y sin poder dormir es cuánto más ilógico.. hablar y decir..
Fue más bien un sistema de equívocos desde el momento en el que nunca supe en cuánto tiempo llegaríamos a Zipolite ni por qué la obsesión por llegar a la playa nudista. pero en cuanto supimos que la verito había sido el objeto del deseo del viaje todo fue claro y distinto..

hola

Hola. Vamos a hablar del cuadro de oposición.